'La donna di Burgos', de Mozart a la vanguardia

I.L.H. / Burgos
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Laura Puras toma el nombre del personaje de 'Don Giovanni' para crear una ópera poco convencional. Parte de Joana Halevi, esposa del obispo converso Pablo de Santa María, y requiere 400 voces y un curioso instrumento

Silberius de Ura, que encarnará el alma de la judía Joana Halevi, y la compositora Laura Puras posan frente a la casa en Huerto del Rey donde residió en el siglo XIV. - Foto: Miguel Ángel Portilla

En la ópera Don Giovanni de Mozart se nombra a una mujer de Burgos olvidada por el donjuán italiano (donna di Burgos abbandonata da Don Giovanni, reza en el libreto original para describir al personaje de doña Elvira). Ese papel llevó a Alejandro Yagüe a investigar todas las referencias que había a Burgos en el mundo de la ópera, llegando a recopilar más de 170 menciones. Y ahora una de sus alumnas, Laura Puras, lo ha escogido como título e inspiración para la obra de su vida: una gran ópera vanguardista en la que anda trabajando. 

Pero La donna di Burgos de Laura Puras nada tiene que ver con el personaje de Mozart; salvo que le ha servido de punto de partida.  «De doña Elvira solo se dice que era una persona amargada. Entonces me paré a pensar quién podría ser en realidad la donna di Burgos, ¿quién podría ser la mujer más amargada de la historia de la ciudad? Y mi protagonista no lo debió pasar muy bien».

La dama burgalesa de Puras es un personaje histórico del siglo XIV, Joana Halevi (o Ha-Levi), esposa del converso Pablo de Santa María, quien fuera un importante rabino que acabó siendo obispo de Burgos y Cartagena. Mientras su marido, cuando hubo una persecución contra los judíos, optó por convertirse al catolicismo llevándose con él a sus cinco hijos, Joana se mantuvo fiel a sus creencias. Aquella decisión, sin embargo, le obligó a vivir separada de sus hijos, quedándose sola y relegada hasta su muerte. O al menos eso dicen algunas fuentes documentales.

La historia de Joana Halevi ha sido novelada no hace mucho en el libro La esposa del rabino, la esposa del obispo, de David Jacobson y Chayuta Deutsch. Sin embargo Laura Puras se basa en sus propias indagaciones para crear, a partir de ahí, un argumento nada convencional. Para empezar, en La donna di Burgos el personaje protagonista es el Alma (Nefesh en hebreo) de Johana, que la compositora tiene intención de que interprete Silberius de Ura. Los otros dos personajes principales son el marido Slomo Halevi-Pablo de Santamaría (que representa a Shever, 'la ruptura') y Zman (el tiempo), representado en un instrumento diseñado con 72 zapatos que se mueven de manera independiente. Con él no solo controla el ritmo musical, sino que marca las transiciones en el tiempo porque el alma de La donna di Burgos viaja por distintas épocas.

La compositora burgalesa con residencia en Estados Unidos plantea esta ópera de gran formato desde el misticismo judío: «Parto de esta mujer a la que matan en vida al quitarle todo lo que ama y que, tras su muerte, en la tradición judía ese alma se reencarna. Y a partir de ella recorreremos la historia de Burgos», afirma.

Aunque aún está en proceso, lo que Puras pretende es reunir a un coro de 400 voces masculinas (también por cuestiones de la religión) y la orquesta que corresponda a esa masa coral. Además estará, como personaje e instrumento, el zapato gigante: «Los 72 zapatos de los que se compone están articulados por un mecanismo electrónico que controla una programación para que zapateen en base a las órdenes que introduzco», describe.

Silberius de Ura. Hace ya unos meses, Laura Puras contacto con Neonymus para proponerle ser el protagonista de esta magna obra. «He pensado en él porque se atreve a hacer lo que otros no hacen. Y luego está el tema de los sonidos que puede conseguir, porque actuaría como músico y artista integral», afirma recordando que su propósito es que se pueda estrenar. «Lo lógico sería que si es La donna di Burgos, se estrene aquí. Además yo soy de Burgos y Silberius también».

En cuanto al artista que encarnará al alma de Halevi, no fue fácil de convencer: «Dije que no, porque ni soy cantante lírico, ni sé cantar, ni nada. Yo soy un artista impostor que usa la música para mis turbios intereses. Pero cuando me contó un poco más y lo que esperaba de mí, me sacó totalmente de mi zona de confort. Y me entrego porque la admiro como artista. Es de una vanguardia brutal, a veces difícil de entender porque utiliza lenguajes a los que no estamos acostumbrados. Y tiene una proyección a nivel mundial increíble».

Sin ir más lejos, acaba de ganar tres premios en los Francesca Lebrun International Music Contest por Chai: plata a la Composición Original, plata a la Composición para Orquesta y el premio especial por la Innovación Creativa.