En los últimos días el intendente jefe de la Policía Local reconoció que la seguridad de los mayores es uno de los principales retos para este año recién estrenado. Félix Ángel García Llorente se estaba refiriendo, en concreto, a la protección a personas de avanzada edad en cuestiones viales. Y no es para menos, pues son el colectivo que se ha llevado la peor parte en ese incremento de atropellos mortales de los últimos años. Las cifras no dejan lugar a la interpretación. Once de los doce peatones muertos en las calles de Burgos desde 2017 tenían más de 60 años. Es más, la mayoría estaban entre los 70 y los 85. A eso hay que sumar la cifra de heridos graves.
En las memorias del cuerpo municipal se observa esa evolución negativa de los atropellos en la ciudad y que justifica tanto la preocupación como las medidas tomadas para intentar frenar estos accidentes. En 2017, perdió la vida una persona. Los tres ejercicios siguientes se saldaron sin víctimas mortales, pero en 2021 se inició la trágica tendencia. Antes de terminar el año, fallecieron un hombre y una mujer cuando intentaban cruzar un paso de cebra. El primero, de 89 años, en Alcalde Martín Cobos. La segunda, de 74, en la calle León. Un mes más tarde, ya en 2022, otras dos mujeres perdieron la vida por siniestros similares, una de 55 en Farmacéutico Obdulio Fernández, y otra de 67 en Esteban Sáez Alvarado.
Ese 2022 fue uno de los más trágicos que se recuerdan, pues el asfalto burgalés se cobró otras cuatro vidas (dos de ellas no contabilizan en la estadística oficial al fallecer pasadas las primeras 24 horas, pero ambos superaban los 75 años). En la BU-11 perdió la vida hombre arrollado cuando trataba de atravesar la autovía a la altura de Hipercor. Unos meses después, una mujer murió por el impacto de un camión cuando cruzaba un paso de cebra frente a la fábrica de Gala.
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