Cuando un gol es mucho más

A.C. / Medina de Pomar
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Jóvenes y adultos con discapacidad de Creciendo en Merindades y Asamimer forman el primer equipo de fútbol inclusivo de la comarca integrado en el Alcázar CD

Que todos miren a cámara es difícil, pero casi se consigue. Ese día faltó Aritz. - Foto: A.C.

La ilusión que todos los chavales le ponen al fútbol es indiscutible y más si visten la camiseta de su club. Pero cada viernes por la tarde en el campo municipal Jesús María Pereda, el Chuspe, se respira una alegría extraordinaria. Entrenan los catorce integrantes del equipo inclusivo, del Alcázar CD, en el que caben todas las edades y todas las diferencias, pero en el que la emoción es la que ocupa el mayor espacio tanto en el terreno de juego como en la grada. 

Para algunos de sus jugadores, como Carmelo Fuente, es su primer equipo en 50 años. También lo es para Alejandro, que tiene «35 para 36» y, por supuesto, para los más jóvenes, como Eneko (7), Markel (13), David (15), Miguel (14), Héctor (17), Moreno (18)... Yjustamente, «el compromiso de ser responsables con su equipo y el compañerismo», está entre los grandes beneficios que les procura esta actividad, como explica la responsable de Programas Pedagógicos y directiva de Creciendo en Merindades, María Terán.

Este sábado viajan a Guardo para la fase previa del torneo de Castilla y León

Miguel hace de segundo entrenador y ayuda a Feliciano a explicarle a Héctor qué ha de hacer con el balón. Miguel hace de segundo entrenador y ayuda a Feliciano a explicarle a Héctor qué ha de hacer con el balón. - Foto: A.C.


Fue esta asociación la que decidió solicitar al Alcázar un espacio para entrenar. Veían que los chavales demandaban fútbol tras participar en algunas ediciones del torneo de Villacomparada. Thalia, su integradora social sabe que «a muchos les encanta el deporte y esta actividad les genera mucha alegría y una satisfacción increíble». A su lado, June, terapeuta ocupacional en prácticas, va más allá:«El fútbol les aporta creerse capaces de todo lo que se propongan». 

La presidenta del club, Águeda Barcina, y su directiva no se lo pensaron dos veces y les cedieron el campo de entrenamiento. La preparación comenzó en septiembre con Feliciano González, que también apoya al equipo de Aficionados y hace años entrenó a categorías inferiores. Su hijo Aritz, de 13 años, es parte del equipo, por lo que sabe muy bien como jugar en esta liga. Después llegó la propuesta del club de participar en el IVTorneo de Fútbol 7 Inclusivo + que goles. La diferencia nos hace iguales. Yal grupo de chavales de Creciendo en Merindades se sumaron varios usuarios de la Asociación de Personas con Discapacidad de Merindades (Asamimer).

Lleno total. El 16 de febrero jugaron su primer encuentro amistoso contra el Mirandés para medirse antes de la inscripción en el campeonato y el Chuspe se venía abajo con cada jugada. Hubo un lleno total y el equipo superó la prueba, aunque sí se complicó un poco el momento en el que tuvieron que cambiar de campo y de portería por eso de que nunca lo habían hecho en los entrenos. De aquella jornada, muchos recuerdan como Aritz se lanzó al suelo y se reía mirando al público simulando una falta o como se quitó la camiseta cuando llegó el gol.

Hacen grupo enseguida. Aceptan rápido a sus compañeros» 
Feliciano González, entrenador

Las caras de los jugadores el día que se repartieron las camisetas del Alcázar lo decía todo. Jorge Angulo, que se acerca, siempre que puede, a verles entrenar, sabe la inmensa ilusión con la que juega su hijo David, quien le pidió permiso para ir tachando los días del calendario hasta llegar a la fase previa que se jugará en Guardo (Palencia) este sábado, y la gran jornada final, en la que coincidirán 17 equipos de Castilla y León en Salamanca el 26 de abril. La representación burgalesa en este campeonato, que promueven la Federación de Castilla y León de Fútbol, Plena Inclusión, Deporte Adaptado de Castilla y León y la Junta, es la del Alcázar, el Burgos CF y el CD Mirandés.

Feliciano ve que están «muy contentos» en los entrenamientos y esa es su recompensa. «Aprenden coordinación, que es muy importante, y hacen grupo enseguida», añade. María Terán vio en el amistoso como «chicos con perfiles de dificultad para mantener la mirada, para planificar, para anticipar... hicieron un partido increíble, en el que coordinaban ojo y pie para poder seguir la pelota y casi se aplaudían a ellos mismos», sorprendidos de sus propios logros.

En el entrenamiento también sorprenden. Markel, de quien no se separa Alba, la monitora de Creciendo en Merindades, participa e  interactúa con los demás y eso es un gran avance cada viernes. Emociona observarle tanto a él como al resto de chavales, incluido David, el portero, y sus enérgicos gritos tras cada parada. «El campeonato les motiva», dice el entrenador que cuenta con Venan, el padre de Héctor, en el equipo para poner un poco de orden, puesto que se permiten hasta dos jugadores sin discapacidad.

Les vi hacer un partido increíble en el que coordinaban ojo y pie para seguir la pelota» 
María Terán, Creciendo en Merindades

El sábado juegan con el Real Valladolid y el CD Numancia y un tercer partido en función de los resultados. No saben con qué se van a enfrentar, pero solo con que obedezcan las órdenes del míster cuando les pida irse al banquillo, que respeten al resto de compañeros o sean autónomos en el vestuario ya suma puntos para quienes están detrás de esta iniciativa.

Para la presidenta del club, haber reunido once equipos esta temporada, uno de ellos el femenino después de 25 años sin chicas en el campo medinés y otro inclusivo, es suficiente para darse por satisfecha. En el torneo + que goles cada tanto será mucho más, aunque el resultado final no será lo relevante. En este equipo, «con su inocencia, pueden incluso pasar el balón al contrario», dice Terán. Por eso, solo que identifiquen a sus compañeros de equipo y hagan piña es tan «importante».