La expresión «los árboles no dejan ver el bosque» indica la imposibilidad de ver totalmente el conjunto de una situación que ya está ocurriendo, que tiene que ver con nosotros y nos afecta, pero, sin embargo, entendemos que no es lo suficientemente importante y no merece ser atendida. En atención a la demanda de recuperar el tren directo, existe un pasotismo político que no está queriendo atender una demanda reiterada y de justicia que se lleva a cabo desde el ámbito social y económico, con ánimo de poder disponer de un servicio básico que permita la movilidad de personas y de mercancías como hecho fundamental, para la supervivencia de nuestra localidad.

La Comisión Europea exige hacer un uso cada vez más intensivo del ferrocarril por ser un transporte eficiente y limpio en emisiones; sin embargo, los políticos ya han decidido que Aranda de Duero, aun siendo una localidad industrializada que mantiene población y crece en términos económicos, no merece de esta infraestructura. El juego político no permite ver el bosque por estar inmerso en un intercambio de intereses que más allá de ofrecer soluciones objetivas, responde a cuestiones partidistas y personales.

La lucha por la reapertura del Directo tiene que ir orientada a domar los egos de aquellos que quieren demostrar que tienen el poder de decidir y poderles poner en el lugar que les corresponde. Esta defensa se la han apropiado políticos de cierta ideología y los opuestos, para dejar claro que no son amigos, se muestran en contra de apoyar una causa que supone una necesidad evidente que no necesita de más estudios que refuercen el derecho de contar con un tren con el que poder asegurar el desarrollo y futuro de nuestra zona. Por justicia, y fuera de los avatares políticos, no podemos más que seguir reivindicando el lugar que nos corresponde, pues la historia nos dice que cuando cooperamos y persistimos, al final lo conseguimos.