El arte de algunas iglesias puede abrumar de tal manera que, si no te lo explican de forma amena, desistas de profundizar en él. Los responsables de San Gil, conscientes de la riqueza patrimonial de la iglesia y la poca repercusión turística que creen que tiene, quieren mostrarla de una manera diferente para que entendiendo el edificio se pueda entender la historia de la ciudad y la de sus comerciantes, que fueron quienes la levantaron. Porque mientras la nobleza castellana se enterraba en la Catedral, la burguesía lo hacía en San Gil (por eso se la conoce como 'la catedral de la burguesía').
Con ese objetivo encargaron a la Universidad de Burgos una visita virtual que permitiera acercarse a la iglesia en varios momentos de su historia: durante su construcción en el siglo XIII o cuando sirvió de puerta al comercio europeo en los siglos XV y XVI y atrajo a los artistas que trabajaban en la Catedral. A través de las quince gafas de realidad virtual de las que ya dispone el templo, el visitante va a poder visualizar a los canteros levantando el templo, ver cómo era la ciudad cuando existía la muralla que la envolvía, viajar en el tiempo para pasear por las calles Avellanos y San Gil, saber de los milagros que se le atribuyen al Cristo de las Gotas y asistir a la Semana Santa de hace dos años.
Las gafas ya están en el templo, pero todavía no están operativas porque la visita no está completa. Falta la instalación en tres capillas de una serie de pantallas táctiles desde las que se podrá interactuar con personas del presente que mantienen relación con oficios del pasado. «Por ejemplo -explica el párroco Quique Ybáñez-, San Gil es una iglesia construida por los comerciantes, pues va a haber un empresario en la actualidad hablando sobre su experiencia. San Gil es abad, y contará cómo es ser abad hoy el superior de San Pedro de Cardeña». Responden también a cinco preguntas una monja de clausura, un artista y un misionero.
Con otros ojos quieren, por otro lado, que se vean las vestimentas litúrgicas del siglo XVIque hasta ahora se exhibían en vitrinas. Para ponerlas en valor y en contexto se ha escenificado en la capilla de la Buena Mañana la celebración de una misa. La indumentaria de los que ofician es de época y la del resto la ha tejido Alfonso Ausín.
La inversión en las nuevas tecnologías, aseguran, se ha realizado para paliar las pérdidas que ha tenido la iglesia en los últimos 8 años por las visitas turísticas, que requiere tener a dos personas contratadas. La parroquia ha invertido 80.000 euros en la visita virtual y la aplicación para el móvil que lleva un año funcionando y confían sufragar una parte con alguna ayuda institucional.