No hay peor crítico para un artista que el propio autor... o un colega, que mira la obra con los mismos ojos que el creador. Íñigo Ruiz, al que hace poco le vimos como copista en el Museo de Burgos enfrentándose a una obra de Mateo Cerezo, ha vuelto a coger los pinceles para hablar de pintor a pintor, retratando a otro gran realista como él: Rafael Mediavilla. Y esa obra con la que mira de frente al retrato ha sido reconocida en uno de los concursos más destacados del arte contemporáneo, centrado exclusivamente en este tipo de pintura.
Con esa obra de 150 x 150 centímetros, el tamaño más grande que permitía el certamen, ha obtenido una Mención de Honor al Talento Joven en el concurso internacional de pintura ModPortrait, pensado para el retrato. «No puedo estar más contento. Lo he seguido desde el principio, hace más de una década, cuando casi no había ni empezado a pintar. Siempre veía el enorme nivel de la gente que ganaba y participaba y soñaba con presentarme. Lo hice hace un par de años, pero no tuve suerte. Y ahora, en cambio, me cuesta creérmelo», afirma orgulloso de un trabajo que reconoce su «talento, esfuerzo y dedicación», en palabras del jurado.
El retrato lo inició hace dos años y lo dejó reposar en su estudio hasta que, llegadas las fechas del concurso, se puso manos a la obra para terminarlo. Con el fondo negro y la nota de color en la herramienta para hacer pompas de jabón, Ruiz clava a Rafael Mediavilla, sobre todo en el gesto y la mirada sin olvidar la intención: «Quería reflejar el paso del tiempo.
Al principio pinté una serie de pompas alrededor, pero luego las descarté y dejé solo el amago, el soplo, para darle algo de misterio. Y que en esa acción se resumiera el paso del tiempo de una persona con cierta trayectoria», detalla para explicar su elección. «A Rafa le conozco desde hace muchos años y para mí es un referente muy grande. Y le tengo que agradecer que posara, porque le volví un poco loco».
Desde el arte figurativo que ambos practican -y que Íñigo Ruiz considera está recuperando el espacio que había perdido- el joven artista burgalés tiene especial predilección por el retrato, pese a la dificultad que entraña: «Me gusta todo lo que puede contar», señala. Lo que dicen sus pinceles de Mediavilla es reflejo de su semblante, que coincide con su personalidad: serio externamente y juguetón y lleno de júbilo por dentro.
La entrega de premios será el 28 de marzo en el Real Círculo Artístico de Barcelona, donde estará expuesto hasta el 21 de abril. Después el retrato viajará a Madrid, al auditorio Arroyomolino, donde podrá verse del 5 al 31 de mayo.