El ambiente se enrareció el pasado sábado en El Plantío. La Hinchada del Arlanzón, el sector más ruidoso de la fiel afición blanquinegra no animó en la primera mitad como protesta a la próxima implantación del reconocimiento biométrico, en este caso por huella dactilar, en la grada de animación. Lo peor no fue el silencio de parte baja del fondo sur, sino algunos enfrentamientos entre seguidores blanquinegros que finalmente se quedaron en nada.
El club informa que esta medida no es un capricho de la entidad blanquinegra, sino que es una de las muchas normas que impone LaLiga a sus participantes. Concretamente en el artículo XII-2 en su apartado III de su reglamento aclara que la grada de animación de los campos debe tener instalado el sistema de acceso mediante reconocimiento biométrico.
«Es algo que a la Hinchada ya se lo habíamos comunicado y que ya sabía», señala Diego Martínez, gerente del Burgos CF. El periodo para la toma de huellas ya está abierto y hasta la fecha solo un puñado de aficionados se han pasado por las oficinas blanquinegras para realizar el trámite.
El Burgos CF advierte de que, como le ocurre en otras muchas normas, no puede desoír a LaLiga porque esta medida es de obligado cumplimiento.
Los protagonistas, los miembros de la Hinchada del Arlanzón entienden que lo ocurrido es «la gota que colma el vaso». Desde el grupo de jóvenes aficionados indican que ya existía «malestar» por el trato recibido a lo largo de este curso y el anterior. «Sufrimos cacheos, prohibición de tifos, pancartas, banderas… aún presentando los papeles correspondientes», exponen.
Las peñas del Burgos CF se reunieron ayer para tratar este asunto. El objetivo no era encontrar una solución, sino hablar de lo sucedido. Respetan la decisión que tomó la Hinchada del Arlanzón en el partido ante el Tenerife, aunque no entienden la actitud de algunos de sus miembros insultando o amenazando a otros abonados (...).
(Más información, en la edición impresa de Diario de Burgos de hoy martes o aquí)