El propósito de adecentar la imagen de las calles de Aranda y mantenerlas libres de pintadas se está convirtiendo en una cruzada para eliminar esos borrones, del tamaño que sean, de fachadas y elementos del mobiliario público. La cifra de actuaciones así lo demuestra, con un incremento paulatino en los últimos años hasta el punto de que en lo que llevamos de 2024 se ha duplicado la superficie en la que se ha intervenido. La progresión es clara, se empezó en 2022 con 4.200 metros cuadrados en 290 intervenciones, que en 2023 llegó hasta los 7.240 metros cuadrados en 441 limpiezas. Hasta este mes de agosto la superficie sobre la que se ha actuado ya alcanza los 14.600 metros cuadrados a lo largo de 590 trabajos de borrado de pintadas, más del doble de lo que se limpió el año pasado.
Este aumento del espacio en el que se ha intervenido no responde a un incremento del personal dedicado a ello, que son dos peones con una hidrolimpiadora y un vehículo de refuerzo, sino que se debe a un cambio en la organización de los puntos por adecentar. «Antes íbamos dando respuesta a las solicitudes casi según nos llegaban, ahora lo que se hace es agruparlas para actuar por calles o por zonas, es una forma más eficiente y con un mayor impacto visual positivo para que se vea el resultado», explica el concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Aranda, Carlos Medina. Además, cuando ya se tiene identificada un espacio en el que se va a actuar se hace «campaña puerta a puerta para que los propietarios que no han presentado la solicitud nos autoricen a intervenir», remarca Medina.
Estos trabajos, que realiza la empresa encargada del aseo urbano, suponen un coste para el Ayuntamiento mientras que para los propietarios privados es un servicio gratuito. A pesar de que se ha doblado la superficie en la que se ha intervenido ya, el coste de este servicio es muy parejo. El año pasado se gastaron 48.119 euros y en el primer semestre de este ya se ha acumulado una factura de 23.000 euros. El borrado de pintadas se hace con un repintado de la superficie afectada, con un color similar al original de la pared o fachada, o usando decapantes y desincrustantes químicos que ayudan a retirar los grafitis con agua a presión.