Hay que cerrar los ojos y hacer un pequeño esfuerzo para imaginar cómo sería hoy Burgos con la Ciudad del AVE levantada en los dos kilómetros en línea recta que separan el HUBU y la estación Rosa Manzano. Y puestos a imaginar, habrá que hacerlo también con una perspectiva a muy largo plazo porque el sector S-27 ni siquiera atisba en el horizonte el movimiento del primer papel para su puesta en marcha.
El desarrollo de esos 700.000 metros cuadrados de superficie paralelos a las avenidas Islas Baleares y Príncipes de Asturias estaba destinado a ser uno de los principales núcleos residenciales y comerciales del Burgos del siglo XXI. Un nuevo barrio convertido en nodo de comunicaciones al noreste de la capital, caracterizado por la presencia de una hilera de torres de viviendas.
El masterplan diseñado en 2005 por Herzog y De Meuron había depositado muchas esperanzas en esta extensa bolsa de terreno. Incluso, el prestigioso estudio suizo de arquitectura planteó la idea de trasladar allí el estadio de fútbol, la plaza de toros y una estación de autobuses intermodal que también funcionaría como intercambiador de transporte público con los ferrocarriles. La primera idea quedó descartada porque se consideró al margen del desvío y no prioritaria. Mientras, las otras dos dotaciones permanecen en El Plantío tras someterse a sendos procesos de modernización por fases aún inconclusos.
Aunque el debate sobre la estación de autobuses sigue abierto, hoy el prisma es diferente y las necesidades han cambiado. Sea como fuere, han pasado 20 años desde que se dibujó una Ciudad del AVE que no vuela mientras el bulevar ya recupera la actividad perdida por la crisis económica.
De hecho, hace más de una década del último intento realizado por los propietarios privados del terreno para unir fuerzas e impulsar esos terrenos. En los últimos estertores de 2010 se constituyó la 'Entidad Urbanística Colaboradora' formada por los dueños del suelo. Detrás de ese ente estaba una sociedad encargada de la gestión urbanística y la ejecución de la urbanización del sector, pero aquella plataforma no tuvo el recorrido deseado ante la inacción municipal y los condicionantes de la deuda del Consorcio del Desvío.
Desde entonces los propietarios asumieron que la cosa iba para largo.Su interés por activar ese terreno se mantiene y choca con los planes del Ayuntamiento, cuya postura tiene aún más fuerza desde que asumiera el control y la gestión de los bienes del extinto Consorcio.Entre ellos se encuentran parte de los terrenos delS-27. Ahora «casi el 50% del suelo» es municipal y por ello los propietarios privados piden que el sector se desarrolle «de forma pública».
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