Al amanecer del día 25 de julio, el Lobo despertó, se estiró con calma y salió de su guarida sigilosamente...». Así comienza el cuento El Lobo Bobo, que no es un lobo feroz, sino uno soñado e ideado por Vladimir Rivero, que quiere convertirse en humano para mezclarse con los hombres en la Romería de Las Nieves que cada 5 de agosto llena Las Machorras. Protagoniza una bella historia y también una sorprendente senda cuento que Espinosa de los Monteros acaba de estrenar en el bosque del Bardal gracias al trabajo de este paisajista y la ingeniera Elvira Salazar, junto a los ocho alumnos a quienes que durante seis meses han enseñado a conservar y mejorar los montes gracias a un taller de empleo.
Nadie queda indiferente a lo largo de este recorrido de 2 kilómetros, que iba para senda botánica, pero al que Rivero y Salazar quisieron dar mayor atractivo. Por ello, lo han convertido en un espacio para soñar y, sobre todo, sorprenderse. Hay que levantar la vista, aguzar los sentidos y leer cada uno de los 17 capítulos del cuento que esperan a la sombra de 17 árboles singulares de otras tantas especies. Con el chopo arranca la senda y con el búho, primer amigo del lobo y que reaparece a lo largo del camino. Cuando acabe el recorrido, quien lea el cuento sabrá mucho más sobre los personajes de la ancestral Romería de las Nieves.
Troncos de árboles muertos retirados, ramas traídas por las riadas del cercano río Trueba, grandes cantos rodados del lecho fluvial, restos de tablas de las jardineras fabricadas, dientes de las desbrozadoras ya deshechos, una vieja brocha de pintura y multitud de materiales reciclados con un toque de imaginación han servido para reproducir a lo largo de la senda a los animales del bosque local y protagonistas del cuento. Una culebra de varios metros, aprovechando una elevación del terreno y con una gran cabeza de cantos rodados da la bienvenida en el capítulo dos. No falta Villa Culebra, una casita que Vladimir Rivero ya imagina en tonos verdes, una vez que la cubierta vegetal, ahora seca, comience a recibir las lluvias del invierno. Las mismas que llenarán el cercano cauce del río y la laguna ahora vacía.
Villa Culebra tiene casa para tan insigne habitante del bosque. - Foto: A.C.El trabajo ha sido ingente para desarrollar todos los elementos de la senda. Aparecen en cada parada y, en ocasiones, a medio camino. Caras de hombres, una vaca y la gallina, los caracoles en Villa Tilia, setas, el pastor, las ovejas, los zorros, las tortugas, las libélulas, ciervos, abejas, el pájaro carpintero... e incluso el oso asoma en el trayecto aprovechando una elevación del terreno. En ocasiones hay que buscarlos. En otras imponen en el camino por su tamaño.
Se distribuyen por El Bardal, un bosque casi urbano, muy cercano al área de autocaravanas, en la que también ha actuado el taller de empleo promovido por el Ayuntamiento espinosiego y financiado en su mayor parte por la Junta de Castilla y León. Con la colocación de una treintena de jardineras que van a crear una barrera vegetal y diferenciar su zona asfaltada, el área ha mejorado su aspecto. La senda cuento, pensada para niños, pero también para los mayores, atraerá a muchos visitantes a Espinosa, pero los autocaravanistas están entre los primeros que se están adentrando en ella. Ayer la conocían María y Jaime, de Castellón, quienes estaban deseando acabar para poner un comentario sobre este descubrimiento en una de las aplicaciones más utilizadas por estos viajeros, Park4night. Les parecía «una idea superinteresante para los niños», pero también atractiva para los mayores, que en cada panel tienen un QR con información del árbol protagonista.
Semillas con el río. Rivero y Salazar destacan el aladierno de 6 metros de altura, el máximo que suelen alcanzar esta planta. Unos metros más adelante, un imponente castaño muestra su gran porte. Es el único del bosque. Le siguen el abedul, el haya, el roble, el sauce, los cerezos silvestres, los avellanos o el fresno. El río ha ido trayendo las semillas para hacer del Bardal un espacio singular en especies botánicas. Pero hasta ahora era una zona degradada que han desbrozado y limpiado los alumnos del taller de empleo, al igual que la antigua escombrera, donde hace 35 años se plantó una nogaleda, que ahora cobija personajes de cuento.
Álvaro Rocha es el delegado del taller. Sabe que sus compañeros están «muy contentos» con el trabajo realizado y que la ruta está siendo un «éxito». Las felicitaciones lloverán el viernes. A las 10,30 horas están invitados quienes lo deseen a recorrerla. El punto de encuentro es el parque de las Cocinas. En poco más de una hora se puede hacer y aprovechar para descargar con códigos QR tanto el cuento como un libro de plantas silvestres comestibles de Espinosa y una guía de los árboles del municipio. El columpio gigante que estos profesionales ya idearon en el taller desarrollado entre 2021 y 2022 es un éxito. La senda del Lobo Bobo promete.