El consumo de agua embotella «ha incrementado» en los últimos años, según los datos que maneja la empresa Aguas de Santolín, de cuya planta de Quintanaurria salen al año nada menos que 100 millones de litros de agua mineral natural que se distribuyen por todo el país. Un buen dato que permite que la compañía mantenga una plantilla de hasta 90 empleados en campaña -en torno a 50 en temporada baja- de los cuales casi la mitad de ellos proceden de la comarca burebana.
Últimamente han apostado por introducir diversas medidas para reducir la huella de carbono, como el uso de energía eléctrica con certificado de origen renovable o la instalación de nuevos sistemas y maquinarias más eficientes, con las que han conseguido que se «constituya un modelo de éxito en sostenibilidad, al ser neutra en emisiones CO2, fijar población en la zona y primar la empleabilidad femenina», declara a este periódico el director de planta, Diego Maure. A la visita que el martes organizó la Confederación de Asociaciones Empresariales de Burgos (FAE) y la Sociedad para el desarrollo de la Provincia de Burgos (Sodebur) dentro en el marco del Proyecto Burgos Repuebla, Territorio Smart, acudieron representantes de 25 compañías burgalesas. La iniciativa busca poner en valor a las empresas establecidas en el medio rural burgalés y fomentar una alianza de colaboración entre ellas y organizaciones empresariales
En este caso, AquaBona gestiona el emporio hídrico que un día creó un grupo de empresarios burgaleses, liderados por José Luis Azpitarte, bajo la etiqueta de Aguas Santolín. Actualmente tiene operativas tres líneas de producción, entre ellas la de envases de vidrio retornable y es la única planta del grupo Coca Cola European Partners (empresa propietaria de la marca) que trabaja este segmento de producción, al igual que el agua con gas, que solo se embotella en Quintanaurria y es muy apreciada por la calidad y naturalidad, «sobre todo en la zona mediterránea».
En la planta funcionan tres líneas de producción de botellas, dos para PET y otra para las de vidrio. - Foto: Luis López AraicoEl proceso de embotellado es automatizado, pero «siempre es necesaria la mano humana para garantizar la eficiencia de los sistemas de robótica aplicada» que, sin duda, hacen mucho más «aséptico e higiénico» el embotellado, desde que el agua se impulsa «desde el sondeo hasta que sale la botella por la otra punta de una cadena hermética», explica el director. Fabrican envases de tereftalato de polietileno (PET) de 350, 500 y 1.500 mililitros de capacidad y de 0,365 mililitros (agua con gas), 100 y 500 de vidrio.
Desde el año 2014, Coca Cola ha implementado en Santolín, con una superficie de 81.400 metros cuadrados de parcela, una serie de proyectos clave con el objetivo de reducir las emisiones de gases de Efecto Invernadero. El uso de energía eléctrica con certificado de origen renovable, la mejora en la eficiencia energética con un sistema de iluminación led inteligente, la optimización de la temperatura de llenado y la instalación de aislamientos térmicos son algunas de las últimas medidas adoptadas.
La sequía no afecta. La Bureba tampoco se libra de la temida sequía, aunque esta, por el momento, «no afecta a nuestro envasado del agua», aclara Diego Maure, que recuerda que «el agua que ahora bebemos cayó en forma de lluvia a la montaña hace 40 años».