Muchos burgaleses habrán observado en estas últimas semanas que en la ciudad proliferan los carteles anunciadores de distintas fiestas patronales. Ayer fue el día de la Virgen de la Ascensión, 15 de agosto, fecha en la que numerosos pueblos dan el pistoletazo de salida a varios días de verbenas, toros, pasacalles y demás diversiones. Cada localidad trata de atraer al máximo número de personas, porque de ello se benefician, además, los negocios hosteleros de los municipios. Y qué mejor manera de publicitar las fiestas que colocando pósters en lugares bien visibles de la capital: glorietas, señales de tráfico, árboles, etc.
Es normal que los habitantes de los pueblos quieran hacer patria, pero la Policía Local recuerda que «colocar anuncios en el mobiliario urbano está prohibido». El Cuerpo municipal de seguridad advierte de que va a perseguir esta práctica, de dos formas. Por una parte, multará a aquellas personas a las que se sorprenda colocando carteles de este tipo. Y, segundo, la Policía examinará el contenido de los pósters con el fin de denunciar a «los propietarios de los establecimientos hosteleros que se anuncian en ellos», que son quienes sacan partido de esa publicidad prohibida.
Desde el Cuerpo explican que «esta publicidad no solo afea numerosas zonas de la ciudad sino que en ocasiones pueden provocar distracciones en los conductores, puesto que cubren señales o se colocan en las vallas de seguridad que rodean las rotondas». Las denuncias no se pondrán porque sí. El Ayuntamiento cuenta con dos ordenanzas municipales que castigan estas conductas.
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