David Pérez, una trayectoria entre expectativas y realidad

C.P. / Burgos
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La falta de apoyo económico y las lesiones ponen fin a la carrera de David Pérez, el tenista burgalés que más lejos ha llegado en el ranking mundial ] Fue campeón de España año tras año en categorías inferiores, pero la exigencia del circuito profesi

David Pérez jugó su último torneo el pasado mes de mayo en Mungia. - Foto: DB

David Pérez no volverá a empuñar una raqueta como tenista profesional. El burgalés que más lejos ha llegado en el mundo del tenis -número 216 en individuales y 158 en dobles- ha puesto fin a su carrera como jugador a los 30 años por la falta de apoyo económico y el lastre de las lesiones. Dice así adiós a una trayectoria que comenzó con unas expectativas altísimas y que, poco a poco, se fueron reduciendo por diferentes circunstancias. Aun así, echa la vista atrás y siente orgullo de lo conseguido: «No me arrepiento de nada».

La historia de David Pérez es la de un niño que soñó con llegar a la cima del tenis. No lo logró, pero hizo su propio camino y se quedó muy cerca de meterse entre los 200 mejores del mundo. No todos los que lo intentan han llegado tan lejos, aunque es cierto que el burgalés se ha quedado con la espinita clavada de haber podido dar un paso más: «Tenía las condiciones para ser 'top 100', que era lo que yo quería.  Si tuviese que cambiar algo sería buscar de alguna manera ese dinero para coger a alguien que me hubiese echado una mano por lo menos un año».

A nivel económico era muy difícil y el cuerpo también me pedía dejarlo»

David todavía recuerda sus primeras derechas en Burgos con Carmelo o Fran, sus primeros entrenadores. Desde muy pequeño, con 8 o 9 años, comenzó a despuntar y era habitual verle ganar torneos en Burgos, Madrid y alrededores. A los 12, sus padres y él decidieron dar un paso más allá y se mudaron a Alicante para tomárselo más en serio. Fueron años felices para el joven burgalés, pues su progresión fue brutal y se convirtió en una de las grandes promesas españolas. «Ganaba muchos torneos. Gané el campeonato de España sub-13, sub-14, sub-15, sub-16, sub-18... Recuerdo con mucho cariño esa etapa hasta los 18 años. Mis padres viajaban conmigo, ganaba y siempre estaba contento. Recuerdo muchos partidos aunque haya pasado mucho tiempo», cuenta.

A partir de ahí, le tocó volar solo en un mundo profesional que es una selva competitiva. Llegaron los viajes por el mundo en solitario y las victorias ya no caían de su lado con tanta asiduidad. «Desde los 19 años empecé a viajar solo. Hubo más momentos duros que buenos porque resulta complicado cuando no te salen las cosas bien y te las tienes que comer tú solo», relata Pérez, que asegura que la exigencia del mundo profesional es brutal.

Tenía las condiciones para ser 'top 100', que era lo que yo quería»

Aun así, se las apañó para colocarse el 216 del ranking ATP en 2016, competir en las previas de Wimbledon o el US Open y medirse a jugadores que más tarde se han convertido en estrellas. «Tenía claro que quería estar ahí con los mejores del mundo. Gané a Daniil Medvedev cuando él tenía 17 años y yo unos  20, y perdí 6-4 en el tercer set contra Casper Ruud», rememora con cierta nostalgia.

A partir de ahí, comenzó un declive en el que tuvieron mucho que ver las lesiones. Dos fracturas por estrés en el pie y en la espalda le tuvieron casi un año parado en dos etapas distintas entre 2018 y 2019. Por si fuera poco, llegó la pandemia y encadenó mucho tiempo sin jugar, bajando drásticamente en el ranking y dándose un respiro en 2021. «Traté de volver en 2023, pero fui a tirones. Este año me apareció un esponsor, pero con los problemas físicos no jugué mucho, me dijo que no podía seguir conmigo y decidí dejarlo. Económicamente era muy difícil y el cuerpo también me lo pedía», cuenta con resignación.

Siendo campeón de España cada año y estando entre los mejores, las expectativas que nos creamos eran altas»

A pesar de todo, el balance es positivo: «Todo depende de las expectativas que se crean. En mi caso, siendo campeón de España cada año y estando entre los mejores, las expectativas que nos creamos eran altas. Me quedo con la espinita, aunque no creo que haya sido una carrera mala. Me sabe a poco, pero al final no me puedo reprochar nada porque lo he intentado dar todo siempre y no he tenido las facilidades de otros. No lo hicimos mal ni yo ni mi familia para llegar a ese ranking, que no es fácil».

Pérez jugó su último torneo en mayo en Mungia y ahora comenzará una nueva etapa en la que quiere seguir ligado al mundo del tenis como entrenador. En sus espaldas, tiene una mochila cargada de experiencias y más de 70 títulos entre individuales y dobles. Ha sido un viaje lleno de obstáculos, pero que, sin duda, ha merecido la pena. «Creo que no estuvo mal», concluye.

Si tuviese que cambiar algo sería buscar de alguna manera ese dinero para coger a alguien que me hubiese echado una mano por lo menos un año»

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