El AVE bonificado ayuda a paliar la pérdida de población

D. ALMENDRES / Burgos
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Usuarios, profesores y agentes sociales coinciden en que la drástica reducción del precio a 4.200 viajeros recurrentes sirve para evitar su deslocalización definitiva. Prevén que irá a más con la línea al País Vasco

El AVE bonificado ayuda a paliar la pérdida de población - Foto: ALBERTO RODRIGO

Los usuarios recurrentes del AVE cruzan los dedos para asegurar la continuidad a partir del próximo 1 de enero de las políticas de ayuda a la alta velocidad. Ya cuentan con el anuncio oficial de la Junta -que bonifica el 25%- y ahora la atención se centra en la reunión prevista con el Ministerio de Transportes y Renfe para concretar una colaboración que, eso sí, presentará cambios con respecto a las condiciones actuales.

No se trata de un asunto menor, ya que la Asociación de Usuarios de Castilla y León defiende la necesidad de mantener una inyección económica pública que resulta vital para fijar población. Así lo hacen constar en su último informe elaborado por provincias, destacando el crecimiento demográfico registrado en los últimos años tanto en el territorio burgalés como en el resto del corredor regional. 

Desde que el primer convoy hiciera parada en la estación Rosa Manzano el 21 de julio de 2022 la situación ha cambiado para miles de trabajadores y estudiantes, quienes pueden cumplir con sus obligaciones en Valladolid, Segovia o Madrid y mantener su residencia en Burgos. Una circunstancia que usuarios, agentes sociales y expertos consideran fundamental para reforzar el crecimiento poblacional registrado en la provincia desde la pandemia hasta superar los 357.000 habitantes.

«Llevamos 30 años en los que se pierde población y ahora se está recuperando. Si no fuera por la alta velocidad muchas localidades tendrían una curva poblacional negativa», defiende Carlos Perfecto, presidente del colectivo. «Hoy nadie puede negar que la LAV fija población», añade.

Una conclusión que coincide con el planteamiento de Luis Garzón. Este profesor de Sociología en la Facultad de Educación de la Universidad de Burgos destaca que el impacto positivo sería aún más palpable si la estación Rosa Manzano tuviera una mejor ubicación. «Lo ocurrido después del coronavirus da motivos para la esperanza de fijación y crecimiento poblacional. El problema es que la estación está muy lejos del centro y su entorno está mucho menos poblado de lo proyectado hace 20 años», explica.

Y es que los planes urbanísticos, así como las proyecciones demográficas del tramo final del siglo XX chocaron de lleno con la crisis económica. «La estación nueva se construyó en un momento de expansión urbanística anterior a 2008 y después se paralizó la construcción. Entonces estaba muy aislada y hoy lo sigue estando», lamenta Garzón, quien asegura que ese factor hace que el efecto del AVE «sea menor del que pudiera haber sido si la ciudad se hubiera desarrollado como estaba previsto».

El crecimiento del número de usuarios de alta velocidad es palpable. Casi 4.300 personas han retirado en Burgos abonos recurrentes (2.401 a Madrid y 1.887 a Valladolid) entre enero y agosto. Una cifra que, a buen seguro, irá a más en el futuro. Sobre todo, en el momento en el que comience a funcionar la conexión con la 'Y' vasca. «Burgos tendrá con el AVE al País Vasco una grandísima oportunidad», avanza Perfecto.

Solo en el primer semestre de 2024 la Junta facilitó 107.500 bonos en la Región, por los 63.000 en el mismo periodo de 2023. La alta velocidad también transforma la visión de futuro de Valladolid y Segovia. La capital pucelana se convertirá en un nodo decisivo de la comunicación ferroviaria de España con el apoyo de inversiones millonarias, a la espera del efecto que tendrá la variante de Olmedo en las futuras rutas con Galicia. 

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