Si el Museo de los Dinosaurios de Salas de los Infantes se pudiera permitir contratar más personal, que no es el caso, primaría en el proceso de selección a aquellos profesionales que dominaran los puzzles y el tetris. Dos habilidades imprescindibles para trabajar en unas instalaciones que lastran cualquier posibilidad de crecimiento, cuantitativa y cualitativa, de la exposición de fósiles, de los investigadores que trabajan con ellos y, por contagio, del turismo en la comarca.
«No hay espacio, no hay personal, no hay nada. El potencial es enorme pero...», se lamenta Fidel Torcida, director de un museo que abrió en 2001 y que lleva 15 años pendiente de una ampliación o de un edificio nuevo que nunca llega. «Recuerdo una Semana Santa que pensaba: ‘se nos va a caer el museo’. Había tantísima gente dentro…. Pero no da para más. No da para más el espacio, los recursos... ¡Si ni siquiera tenemos un esqueleto gigantesco expuesto¡ ¿Cómo un museo de dinosaurios no tiene un esqueleto?», se pregunta compungido.
(Amplio reportaje y fotografías, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos o aquí)