El curso económico y laboral tras el periodo estival comienza de la peor manera posible. Industrias Cárnicas S.A. (Incarsa) ha presentado la documentación de un expediente de regulación de empleo (ERE) que plantea la extinción de contratos de las 44 personas que trabajan actualmente en el matadero de Villalonquéjar. De llevarse a efecto este ajuste laboral, el futuro de estas instalaciones es más que incierto a día de hoy.
Se trata, además, del ERE más duro y con peores consecuencias que se tramita en los últimos años en la provincia.
El expediente, que se presenta tras unos años en los que el matadero ha sufrido periódicas crisis laborales y despidos, supone el fin de la actividad de sacrificio de unas instalaciones que entraron en funcionamiento en el polígono de Vilalonquéjar hace 48 años.
La noticia causó sorpresa en el ámbito sindical y también entre aquellos que han trabajado en unas instalaciones que tomaron el relevo de la actividad del antiguo matadero municipal en los años 60.
El ERE, tal y como informaron desde CCOO, sindicato mayoritario en el comité de empresa, entra en periodo de consultas y en las próximas semanas se negociarán todos las alternativas posibles, desde la reducción de las salidas forzosas hasta la mejora de las indemnizaciones por despido. Tampoco se descartan movilizaciones.
CCOO informó que Incarsa justifica el ERE por causas económicas. Viene precedido de unos años en los que la situación laboral en el matadero ha atravesado diferentes conflictos periódicos por despidos, por expedientes de regulación temporal, huelgas y por la polémica externalización de parte de su actividad a una empresa de trabajo temporal con sede en Portugal.
Incarsa ofrece servicio de matadero, sala de despiece, almacén frigorífico, transformación y comercialización a los ganaderos y carniceros de Burgos y provincia. Es una actividad que ha sufrido cambios importantes en los últimos años, empezando por la manera de adquirir productos cárnicos en los grandes formatos comerciales.
En su día, el capital de esta sociedad estuvo participado por todos los carniceros con comercio en Burgos y en estas instalaciones se sacrificó ovino, bovino, porcino, conejos y aves procedentes de las explotaciones ganaderas de la provincia.