Para justificar una subida de la tasa, la Gerencia de Aguas de Burgos trasladó, en todo momento, que este incremento de la tarifa vendría obligado por el encarecimiento de los contratos y por la necesidad de acometer inversiones y de reservar dinero para amortizaciones de su patrimonio. Se minimizó el impacto de los costes de personal, asunto al que se le restó importancia, pero lo cierto es que las previsiones que maneja la Sociedad municipal hablan de que este gasto se incrementará este año un 29,4% al pasar de 3,7 a 4,8 millones de euros.

Estas previsiones fueron trasladadas este verano a los miembros del consejo de administración de aguas (al equipo de Gobierno y a la oposición), a quienes se informó también de la intención de realizar 25 contrataciones en 2023.  Al parecer, es a eso a lo que se atribuye la subida del gasto ya que no se hace mención al impacto del convenio firmado este año y tampoco al proceso de promoción interna que se está poniendo ya en marcha y del que, por ahora, se desconocen sus efectos a nivel presupuestario.

En aquella información que se trasladó al consejo se pudo apreciar que el gasto en personal estimado para 2023 es el más elevado de, al menos, la última década. Todo ello pese a que en 2013 se superaba el centenar de empleados y ahora rondan entre los 70 y 80.

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