Unos guías con mucho amor hacia sus raíces

L.N. / Aranda
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El proyecto '¿Te enseño mi pueblo?', impulsado por la ADRI, suma más de 50 voluntarios de entre 14 y 78 años. Ya han superado las 10.000 visitas y pronto se adherirán más municipios

En Brazacorta, Domi muestra el juego de pelota, la fuente y los lavaderos. - Foto: Adri Ribera

Son voluntarios, sí. Pero, por encima de todo, actúan como guías del cariño, del amor por sus raíces. Así, cada fin de semana, los propios vecinos de más de una veintena de municipios de la Ribera del Duero se convierten en una especie de embajadores del terruño y se lanzan a mostrar los encantos de sus respectivas localidades a cuantos deciden visitar la comarca. Se hacen llamar 'riberizadores' y forman parte del programa '¿Te enseño mi pueblo?', que impulsa la ADRI Ribera del Duero. A todos les mueve la pasión que sienten por el lugar que les vio nacer y crecer. Y así intentan transmitirlo. 

En Guzmán, Agustín De la Cal recibe a los turistas con un redoble de tambores y, corneta en mano, se lanza a pregonar: «De orden del señor alcalde, se hace saber que han venido al pueblo un grupo de visitantes para conocer Guzmán. Lo que se hace público para generar conocimiento y cumplimiento». Vuelve a tocar la corneta y arranca con el recorrido, que incluye el castillo, el Palacio de los Guzmanes, la iglesia, el pilón, el lavadero o la zona de las bodegas. En cada punto aporta alguna que otra anécdota y finaliza la ruta en su propia casa, donde alberga una especie de museo etnográfico. A sus 67 años, lleva poco más de un año de voluntario y se muestra encantado. Sobre todo, porque el invierno es muy largo y con este proyecto los pueblos y sus comercios ganan vida durante todo el año.

En esta línea también se pronuncia Teresa Martínez, la riberizadora de San Martín de Rubiales. Cuenta que esta iniciativa le ha dado «vidilla» a los pueblos... y a los propios voluntarios. Ella, ya jubilada tras toda una vida ejerciendo como terapeuta ocupacional en Barcelona y Madrid, enseña a los visitantes, la mayoría de Aranda y la comarca, aunque también de todos los puntos del país, el puente del año 1200, la zona arqueológica, así como un lagar y un palomar. Mientras, en Tubilla del Lago, el principal reclamo son los 52 murales que decoran un sinfín de paredes y fachadas. Pilar Manso, que ha pintado varios, se encarga de guiar el colorido paseo, con la satisfacción «de hacer algo por mi pueblo». Al final, como defiende, «es una forma de conocer la Ribera con gente que lo vive, que te lo cuenta desde el sentimiento». ¡Ay, el sentimiento! Ahí está Agustín Villa, que se define como un enamorado de la comarca y no duda en hacer gala de la «impresionante» riqueza que atesora cada municipio. En su caso, han titulado la ruta como Zazuar, entre agua y vino, asegura que lo pasan «fenomenal», que invitan a un vino de la cooperativa y que, en lo personal, a él este proyecto le da «mucha vida»:«Me aporta actividad y me permite dedicarme a lo que me gusta. Además, se ha creado una comunidad de amantes de la Ribera muy auténticos». 

Agustín es el encargado de enseñar Guzmán a los visitantes.
Agustín es el encargado de enseñar Guzmán a los visitantes. - Foto: Adri Ribera

Entre las palabras que más repiten unos y otros voluntarios destaca la de «gratificante». Así resume su involucración Domi, de Brazacorta, para quien no hay mayor satisfacción que «ver que la mayoría de visitantes se van muy contentos». Por su parte, Pablo, de Berlangas de Roa, subraya que «esta es una forma de descubrir nuestros pueblos, que son grandes desconocidos. Todos tienen su encanto». En su caso, tras estudiar Historia y Ciencias de la Música y un máster en Artes Visuales, ha decidido aportar su granito de arena y mostrar el patrimonio de su municipio, meteorito incluido. En el variado abanico de voluntarios resaltan dos más: Ángel, que a sus 14 años es el riberizador más joven, e Hilarión, que con 78 ejerce como el más veterano. El primero muestra Tórtoles de Esgueva junto a su madre Maru, quien defiende que «con tanta pasión, nada puede salir mal». Y el segundo se deshace en halagos hacia la ADRI por haber puesto a Araúzo de Salce «en el mapa». Pues bien, con el apoyo de Fundación La Caixa, el proyecto suma y sigue: 26 pueblos y 54 voluntarios. A lo largo de 2024, esperan la adhesión de otros 8 municipios.