Un aeropuerto abonado al barbecho

J.M.
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Villafría lleva sin vuelos comerciales desde diciembre de 2021. Desde su inauguración en 2008 ha vivido numerosos contratiempos

El último vuelo de Air Nostrum a Barcelona desde la terminal de Burgos fue el 17 de diciembre de 2021. - Foto: Valdivielso

El 17 de diciembre de 2021 despegaba el último vuelo comercial desde el aeropuerto de Villafría. Tras decidir el Gobierno de coalición del PSOE y de Cs no prorrogar el contrato con Air Nostrum, se ponía punto final a tres años de conexiones semanales con Barcelona que solo se vieron interrumpidas durante los momentos más severos de la pandemia. El balance de aquella operativa no llegó a convencer ni al Ayuntamiento ni a la propia filial de Iberia y esta última, dispuesta a continuar a cambio de mantener la compensación de 1,2 millones de euros al año, siempre recordaba al Ayuntamiento, como respuesta a su petición de mejorar los horarios, que la ruta entre Burgos y la Ciudad Condal no funcionaba.

Decidió el Ayuntamiento dejar en barbecho las operativas comerciales durante un año y el Ejecutivo local se comprometió a trabajar en una alternativa para 2023.

No se puede decir que el parón sea una situación nueva ya que el aeropuerto de Villafría, desde su inauguración como infraestructura civil en 2008, ha tenido que lidiar con grandes contratiempos.

Empezaron las cosas bien, con conexiones a Barcelona, Baleares y París y con un apoyo decidido de la Junta a los cuatro aeropuertos de la región. Sin embargo, la Administración regional encontró en una crisis económica su argumento para dejar de respaldar a estas infraestructuras y desde entonces el Ayuntamiento, en algunas ocasiones con algo de ayuda y desde hace ya bastantes años con ninguna colaboración, ha sido el que ha querido darle actividad a Villafría.

El problema es que los recursos económicos del Ayuntamiento han sido mucho más limitados de los que en su día aportaba la Junta y eso forzó a probar algunos experimentos que terminaron saliendo mal.

No salieron bien las cosas con Good Fly y la puntilla fue la experiencia con Leon Air, que acabó con la dimisión de la gerente del Consorcio, que se marchó despachándose a gusto contra el entonces Ejecutivo del PP.

La apuesta segura, antes y después, era contar con Air Nostrum. El Ayuntamiento se garantizaba tener a una compañía fiable que no iba a dejar tirados en tierra a los pasajeros y que ante cualquier inconveniente iba a responder de manera profesional.

Sin embargo, con la filial de Iberia existía un indisimulable desencanto. Porque si bien cumplía con su compromiso contractual, el Ayuntamiento le echaba en cara que fletara los aviones en unos horarios y días sin ningún atractivo para los viajes de negocios.

Especialmente doloroso era ver como Air Nostrum daba a León muchos más vuelos y destinos que a Burgos con una aportación económica muy similar. Y todo ello provocó que a finales de 2021 se decidiera poner fin a la relación contractual y no prorrogar el contrato.

La llegada de la escuela de pilotos FlyBy ha sido la que ha sostenido la actividad este último año y lo que está por ver es si el fin de los vuelos regulares en 2021 fue un punto y aparte o si se parece más a un punto y final.