Mantener la calidad de los servicios públicos sin elevar la carga impositiva al contribuyente y conservar, al mismo tiempo, la capacidad inversora va camino de convertirse en una misión imposible. De ello son cada vez más conscientes en el Ayuntamiento de Burgos, donde las sucesivas corporaciones han podido comprobar cómo en la última década se ha pasado de pagar 92,3 millones de euros por la prestación de nueve servicios básicos (autobuses, basuras, alumbrado, aguas, servicios sociales, seguridad, enseñanza, cementerio y parques y jardines) a tener que asumir un desembolso que supera ya los 114,3 millones de euros.
Ese incremento del gasto de casi 22 millones de euros entre lo que se pagaba año 2013 y el gasto que hubo que afrontar el ejercicio pasado es una de las principales conclusión a las que lleva el análisis de comparar la última Memoria de Costes elaborada por los servicios económicos municipales con la de hace una década. El problema, para las arcas del Ayuntamiento, viene dado porque la curva de los ingresos no ha seguido la misma trayectoria. Es cierto que se ha elevado en 15 millones, pero el déficit ha crecido otros 6,8.
No todos los servicios municipales han seguido la misma trayectoria a lo largo de este tiempo. Especialmente llamativa es la que han cogido los Autobuses Urbanos. Siempre fue muy deficitario, pero la realidad es que ha pasado de perder 7,4 millones de euros en el año 2013 a arrojar un saldo negativo de 13,6 millones el pasado ejercicio. Casi el doble. En este tiempo ha incrementado su coste anual en casi cinco millones de euros pero los ingresos, sin embargo, han bajado en casi dos.
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