Los primeros pasos del nuevo curso y el comienzo de una etapa que no se olvidará nunca. El Camino de Santiago supone aprendizaje y reflexión, muchas coincidencias con lo que significa también el regreso a las aulas. A través de seis kilómetros el alumnado del instituto Valle del Arlanza, de Lerma, descubrió ayer algunos de los secretos de la ruta jacobea y, como aquel que charla con otros peregrinos, los chavales de todas las edades pudieron conocerse y hacer familia.
El sol y las buenas temperaturas que habían acompañado a la provincia durante los últimos días se escondían el jueves, pero el Camino no se para nunca por las adversidades del tiempo. La lluvia no cesó durante la mañana y la tromba de agua que caía antes de comenzar la actividad generaba dudas de que pudieran llegar hasta San Juan de Ortega, el punto final que se marcaron. Partían a la aventura desde la ermita de Valdefuentes (puerto de La Pedraja) y por el recorrido les esperaba mucha historia.
«Se trata de una jornada de convivencia y de favorecer el sentido de pertenencia a un lugar, que sirve para conocer el patrimonio que existe en la provincia de Burgos y que puede entroncar con algunas de las asignaturas que tienen durante el curso», explicaban los profesores Luis Carlos Sanz y Gonzalo Moral. Más de 180 chavales del instituto, de entre 12 y 17 años, aprendieron qué supone realmente el Camino de Santiago, ya que no es lo mismo leer o hablar sobre ello que lanzarse al terreno. Además, durante la hora y cuarto de trayecto conocieron algunos espacios emblemáticos de esta ruta a su paso por Burgos. De hecho, accedieron al monasterio de San Juan de Ortega tras entrar en calor con un chocolate y unos Bizcochos Noel, donados por la propia empresa.
Los estudiantes lamentaban la persistente lluvia, pero reconocían que habían disfrutado mucho de la actividad. «No conocíamos esta parte del Camino, nos lo esperábamos diferente, aunque nuestros padres nos habían dicho que era una zona muy bonita», comentaban África, Mario, Carmen y Miranda. Les convence la idea de poder desarrollar más etapas en el futuro y seguir descubriendo así el amplio patrimonio de Burgos, por lo que desde el instituto también avanzan que de cara a los próximos cursos se continuará con esta botita iniciativa financiada por los fondos europeos Next Generation.
«Se busca el compañerismo, la convivencia y que se puedan conocer mejor entre ellos», aseguraba Gonzalo Moral, que cree que muchos jóvenes no conocían lo que significaba esta ruta y ahora lo han podido averiguar de primera mano. Una fantástica idea para incentivar y motivar a los estudiantes de la villa ducal en temas culturales.