La psicóloga Marta González, que ha dedicado toda su vida profesional a las adicciones y que desde 2022 es directora de Proyecto Hombre es de una sinceridad brutal: «Somos conscientes de que no hemos dado con la clave para llegar de una forma eficaz a los jóvenes y nos seguimos preguntando qué tipo de campañas tenemos que hacer para que funcionen, para que sean conscientes de los riesgos reales a los que se exponen si no son capaces de enfrentar a la presión del grupo para beber alcohol o fumarse un porro». Este planteamiento tan realista es parte de la solución a un problema, el del consumo de drogas, que a nivel global es de dimensiones cada vez mayores y que en Burgos, según la experiencia de la entidad que dirige, «no va a más de una forma espectacular pero tampoco va a menos».
González afirma que si bien no se ha dado aún con la clave para que el mensaje sobre una vida sin drogas cale en la chavalería, se ha avanzado mucho en este campo y, desde luego, sí que se tiene muy claro qué es lo que no hay que hacer: «Hace muchos años era frecuente que personas que habían sido adictas a la heroína, por ejemplo, fueran a los colegios a dar testimonios, a contar cómo se habían dado cuenta de que esa forma de vida les estaba destrozando y se habían desintoxicado. Pero dejamos de hacerlo, ya que hay muchísima literatura científica que ha constatado que estos testimonios, lejos de ejercer un efecto benéfico en los adolescentes lo que hacían era minimizar el drama que hay detrás de cada adicto. Los chavales veían que se lo habían pasado muy bien en un momento de su vida, y de alguna manera hasta los veían como héroes, y que luego se había curado y habían seguido adelante sin más. Esto ya no se hace, a pesar de que a veces recibimos llamadas de algún colegio pidiéndonos estos testimonios», explica, para añadir que se ha avanzado bastante en cómo hacer la prevención.
El foco se está empezando a poner en la actualidad -y Proyecto Hombre ya lo hace- en la capacitación de lo que llaman 'agentes mediadores', es decir en formar en adicciones a quienes están día a día con los jóvenes: docentes, educadores, monitores, entrenadores de deportes... porque con ellos sí crean vínculos «y no con una persona de cualquier entidad que va un día a su clase a darles una charla». En este sentido, Marta González explica que desde su organización se mantiene un contacto muy directo con los orientadores de los colegios para caminar en el mismo sentido.
El foco está puesto ahora en formar a los profesionales que más cerca están de los jóvenes: profesores, monitores, educadores... porque con ellos crean vínculos y no con un profesional que va un día a su clase a contarles las consecuencias de las drogas»
Proyecto Hombre tiene diversas líneas de prevención -«hemos ido siempre muy por delante, el de las adicciones a la tecnología data de 2010»-, cada una con un objetivo diferente en función de quiénes son los jóvenes a los que van dirigidos, que en total el año pasado fueron 828 en toda la provincia de Burgos. Así, el programa Faro es para los adolescentes en general (lo que se llama la prevención universal).
El Brújula es específico para chavales que, si bien aún no han tenido consumos, ya han empezado con problemas como el absentismo escolar o la agresividad, especialmente hacia sus padres: «Este es un problema que nos preocupa sobremanera, fundamentalmente porque está infradiagnosticado, es durísimo para unos padres reconocer y denunciar que sus hijos les están agrediendo y por eso no se conocen quizás todos los casos que están ocurriendo», dice la directora. Al programa Identidad acuden los menores que ya beben y consumen cannabis, y al denominado Ícaro, «que está dando muy buenos resultados», aquellos que han llegado a las urgencias del Hospital Universitario de Burgos por una ingesta excesiva de alcohol. En todos ellos se trabaja, además, con las familias, para las que existen unas acciones formativas específicas.
A Contracorriente. Toda esta actividad nada a contracorriente de una sociedad en la que el alcohol, que es también una droga aunque se olvide, está tan introducido y normalizado que, según señala Marta González, hay bebidas destinadas al público infantil con la forma de botellas de alcohol -como en su día los cigarrillos de chocolate, que más tarde se prohibieron dentro de las políticas de acoso al tabaquismo- y no es infrecuente que haya padres que les compren el alcohol a sus hijos «con la excusa de que así no les dan garrafón o que prefieren saber lo que están haciendo». Esta práctica, a juicio de la psicóloga, es del todo contraproducente «porque los adolescentes son inmaduros y no tienen el espíritu crítico que podemos tener los adultos.
Lo tenemos todo en contra con el alcohol. Está tan naturalizado que hay bebidas para niños pequeños con forma de botellas de champán y padres que les compran a sus hijos el alcohol para el botellón»
La experta sabe que lo tienen casi todo en contra. «Está muy naturalizada la vida alrededor de la bebida, padres o madres tomando gintónics en un bar a las seis de la tarde mientras tienen a sus hijos con una tablet, grupos de amigos que no tienen un plan diferente al que pasa por tomarse un vermú tras otro o una cerveza tras otra... Aquí las familias no vienen a pedir ayuda cuando sus hijos beben sino cuando han descubierto que fuman porros, no le dan la misma importancia».
Marta González es miembro desde hace ya tiempo de la Comisión Internacional de la Asociación de Proyecto Hombre, que incluye a las 28 entidades que hay en España y Portugal y dentro de ella se ocupa de la zona noroeste de España y de las relaciones con Europa. Se trata de un grupo de trabajo cuyo objetivo es conocer qué es lo que ocurre con las adicciones en otros países. También la entidad es uno de los órganos consultivos de Naciones Unidas, participa en la Comisión Internacional de Estupefacientes y tiene un delegado internacional. Con todo este peso de fronteras hacia afuera y la intención de incidir en las políticas que puedan evitar la llegada de los jóvenes a las drogas, el pasado mes de octubre Proyecto Hombre presentó la denominada Declaración de Oviedo. Iniciativa Global 2024 para la Prevención del Uso de Drogas surgida a partir de una reunión internacional de expertos que organizó en esa ciudad asturiana y a la que se han sumado como colaboradores a 150 expertos de distintos países, y como observadores, a la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, entre otros.
Somos conscientes de que no hemos dado con la clave para llegar de una forma eficaz a los jóvenes con la prevención»
«Estamos ahora incorporando adhesiones, a nivel local también, y el mes que viene lo daremos a conocer en Viena en la Comisión Internacional de Estupefacientes», señala González, que reconoce que España, en comparación con otros países está mucho mejor «porque aquí se gastan partidas en prevención; no tanto como se debería, pero es que en otras partes solo se invierte en reducción de los daños que provocan las drogas, ni siquiera en tratamiento». En cualquier caso, afirma que no hay que dejarse llevar por esta comparación en la que el país sale ganando y hay que insistir en que se financie más, que se generalice y que se haga según la evidencia científica.
QUÉ ES LO QUE SE PIDE
1) Solicitar a los países dedicar al menos el 25% de su estrategia y presupuesto de reducción de la demanda de drogas a la prevención para el 2030.
2) Promover un enfoque de prevención dirigido a todas las edades del desarrollo y favoreciendo una prevención más temprana.
3) Fomentar la investigación y la evaluación para evitar estrategias de prevención ineficaces o contraproducentes.
4) Ampliar la visión de las respuestas preventivas para desplazar el enfoque centrado en las drogas hacia el individuo y la comunidad.
5) Incorporar enfoques interseccionales en la prevención que abarquen todos los colectivos en riesgo.
6) Impulsar sistemas de prevención que involucren múltiples actores y que documenten la efectividad y rentabilidad.
7) Proporcionar cobertura universal desde un continuum de atención.
8) Priorizar la acción en los países de renta baja y media.
9) Capacitar a las generaciones actuales y futuras de profesionales de la prevención.
10) Dar seguimiento del estado de las políticas de prevención a través de una supervisión responsable.