El Burgos CF vive un inicio de competición sobresaliente. Haber sumado 13 puntos en las seis primeras jornadas sitúa al conjunto blanquinegro entre la élite de la categoría. El entorno vive este arranque ilusionado y es que las victorias siempre tienen un efecto vigorizante en el ánimo de cualquier afición. Las cifras que ha conseguido el combinado castellano son las mejores desde su vuelta al fútbol profesional.
Este comienzo ha superado al que protagonizó el equipo en la 2022-23 con Julián Calero en el banquillo. Fue la campaña del récord de imbatibilidad de Caro, de las diez porterías a cero consecutivas, pero a estas alturas los números eran inferiores.
Los números son importantes en el mundo del fútbol, aunque también las sensaciones y las que transmite el equipo hasta la fecha están también por encima de las de aquella temporada. En estos momentos el Burgos CF ha logrado nueve goles y ha encajado cinco, mientras que en la 22-23 no había recibido ningún gol, pero solo había logrado dos dianas.
La ilusión se ha instalado en la ciudad, aunque incluso los más optimistas mantienen los pies en el suelo. La experiencia de anteriores temporadas insiste en que la temporada es muy larga, sobre todo en la Segunda División en la que se juegan 42 partidos. El camino es el adecuado, aunque el error sería echar cuentas demasiado pronto.
El Burgos ha cambiado y ha evolucionado en los cuatro años que lleva en el fútbol profesional. Ahora mismo es más maduro y conoce mucho mejor la categoría. Ha ido quemando etapas y ese ansiado paso adelante parece haberlo logrado.
La plantilla ha ido aumentando su nivel cada año. El crecimiento ha sido sosegado, pero continuo, sin querer subir demasiados escalones en un solo paso. Está en la senda correcta, aunque lanzar las campanas al vuelo puede ser peligroso (...).
(Más información, en la edición impresa de Diario de Burgos de este martes o aquí)