El ultraderechista detenido a finales de 2019 por la Guardia Civil con un auténtico arsenal de armas y productos explosivos en su domicilio de Miranda de Ebro seguirá en prisión provisional previsiblemente hasta que se celebre el juicio. La instrucción de la causa se encuentra ya muy avanzada y a punto de concluir, según han confirmado a este periódico fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.
El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Miranda de Ebro ha ratificado a mediados de octubre la medida cautelar de privación de libertad para Rubén L.R., de 45 años, cuando están a punto de cumplirse dos años de su arresto en la denominada operación Tangerina, que para la Benemérita supuso la incautación del mayor arsenal de explosivos no vinculado a una organización terrorista en nuestro país.
Las penas de prisión a las que se podría enfrentar están tipificadas en el Código Penal con hasta 10 años de cárcel por los delitos de tráfico de armas (por la introducción ilegal en el territorio nacional); depósito de armas de guerra; depósito de armas reglamentadas (más de 5 ya es delito); depósito de municiones, más de 2.800 cartuchos metálicos y 4.000 vainas, y depósito de explosivos en concurso con un delito de riesgo provocado por explosivos.
Definido por los investigadores como un 'lobo solitario', el sospechoso vivía con sus padres en un piso del número 39 de la calle Condado de Treviño y tenía repartido el material y las armas por su habitación, la terraza y un garaje. Tras las labores de seguimiento e investigación, quedó descartado cualquier vínculo con organizaciones o partidos extremistas, pese a la marcada ideología ultraderechista que expresaba públicamente y en sus redes sociales.
La Jefatura de Información de la Guardia Civil comprobó que compró armas consideradas de guerra en Eslovaquia, «en el mismo establecimiento donde se compraron las de los atentados de París de enero y noviembre de 2015», concretamente un fusil VZ-58 (la versión checa del AK47) y un subfusil VZ-26. Además guardaba una colección de espadas y katanas, que está permitido tener con fines decorativos o de coleccionismo. Algunos materiales los adquirió antes de 2017 y de manera legal pero otros, los denominados precursores de explosivos, no se pueden vender a particulares, solo a empresas especializadas y con registro.