Religiosas contemplativas: pocas, mayores y pobres

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
-

Las órdenes femeninas de la diócesis -24, contando aún a las claras de Belorado- se sostienen gracias a las pensiones de sus jubiladas y a pequeños trabajos de repostería o costura. El Banco de Alimentos las provee habitualmente de productos básicos

Religiosas contemplativas: pocas, mayores y pobres - Foto: Valdivielso

Tres días después de la campanada de las clarisas de Belorado, Amadeo Alonso aún no daba crédito. «Es que no me lo quito de la cabeza... Si estaban tan contentas, tan alegres... Espero que se solucione todo esto cuanto antes, quiero ser optimista y no me importaría ir allí a pelear... pero no con los puños sino con la palabra», afirma este salesiano de 78 años, exprofesor de Filosofía y actual delegado diocesano de vida consagrada, lo que le convierte en la persona responsable, dentro de la iglesia católica burgalesa, de ocuparse de las necesidades y cuitas de las religiosas y religiosos tanto de vida contemplativa como de vida activa. Fue a él a otro a los que sor Isabel de la Trinidad, la ínclita superiora echada en brazos de la secta del pseudo-obispo aristocrático, se negó a responder al teléfono, cosa que bien le duele. El pasado miércoles por la tarde volvió a marcar el número de la clarisa cismática con idéntico resultado. A esas horas, la superiora estaba en directo en el programa de Ana Rosa contando lo más grande.    

Alonso tiene en la cabeza a todas estas órdenes, 24 femeninas, contando -aún- a las rebeldes, y cuatro masculinas, y los contactos de todas sus responsables en el móvil. Las llama de forma habitual y conversa con ellas sobre su día a día. Las conoce bien. O eso pensaba, musita mientras  ordena sus papeles en los que aparecen los datos de las contemplativas: Sumando todos los conventos, 2023 se cerró con un total de 393 monjas, de las que el 70% son las pertenecientes a la orden de sor Verónica, las Iesu Communio, a las que se las cataloga como de 'nuevas contemplativas' y que son, en puridad, un instituto religioso plagado de monjas con un perfil singular, pues son muy jóvenes y hay muchas de buenísima familia y españolas de origen, lo que ya no pasa en otros conventos, que la poca vocación que les llega lo hace de América Latina, África o Asia.

El 30% se lo reparten las cistercienses: calatravas, de Villamayor y de las Huelgas; las agustinas de Villadiego, Burgos y las Recoletas; las benedictinas de San José, de Palacios y de Aranda, las doroteas, las carmelitas descalzas, las claras de Castil de Lences, Castrojeriz, Vivar, Medina, Belorado y Burgos, las de la Orden de la Inmaculada Concepción, que están en Peñaranda y Burgos, las dominicas de Lerma y Caleruega, las trinitarias y las salesas de Burgos. Todas ellas apenas suman 119 mujeres, de las que 98 tienen profesión perpetua, 9 profesión temporal, 4 son novicias y 8 postulantes.

(Reportaje completo en la edición en papel de hoy de Diario de Burgos)