«Si mi marido se cura, me voy de nuevo para allá. Aquello es maravilloso. Nuestros hijos y nosotros éramos felices». Quien habla al teléfono desde Murcia es Marina Conesa, esposa de Alfonso Díaz Alcázar, un agente de la Guardia Civil de 37 años recién cumplidos que residió en el cuartel de Espinosa de los Monteros desde 2021 hasta febrero de 2024, en que le diagnosticaron cáncer de páncreas. En Merindades ambos sumaron a sus vidas una segunda familia, que esta semana se ha volcado en la campaña @juntosporalfonso, iniciada por la pareja en busca de 516.000 euros para que viaje a Estados Unidos y se pueda someter a un terapia con células CAR-T, un ensayo clínico, su última esperanza.
El Club Ciclista de Espinosa le va a donar 1.000 euros, mientras que su «familia espinosiega» de las peñas TBO Doble y Arrimaos ya prepara una transferencia de otros 2.000, gracias a los premios conseguidos con sus carrozas en las fiestas o el concurso de disfraces de Carnaval, donde nunca faltan. El teniente del cuartel de Espinosa también se ha puesto manos a la obra para celebrar en marzo una carrera solidaria con el apoyo de los organizadores de la Picón Castro. Las huchas que cuentan su caso ya se han repartido por comercios de Espinosa o Villarcayo y sus amigos venden papeletas a 1 euro para el sorteo de un fin de semana en el hotel rural La Casa Encanto, de Espinosa. Las redes sociales arden desde hace un par de días. «Mi mujer y mis hijos me dan mucha fuerza y la familia de Espinosa, también», dice Alfonso, que quiere luchar hasta el final. Su lema:«Lo difícil se hará, lo imposible tardará un poco más».
Alfonso Díaz, amante del deporte y que también participó en la Picón Castro, supo su diagnóstico el pasado 15 de febrero, hace casi un año, cuando acudió a Quirón Salud, en Leioa (Vizcaya), ante las molestias que empezaba a notar. Le ingresaron ese mismo día para realizar pruebas diagnósticas y recibió el alta el 17 con la noticia de un tumor en la cabeza del páncreas. Esa tarde comió con su cuadrilla de Espinosa y desfiló con su disfraz de hormigas en pleno Carnaval para salir el domingo a primera hora hacia su tierra, Murcia.
El 3 de marzo se casó con Marina en la capilla del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca, en el mismo centro donde tres días después le intervenían del tumor y cuando ya llevaba un drenaje biliar. Con dos hijos, que ahora ya tienen 5 y 8 años, querían formalizar su situación por si algo fallaba en el quirófano. Entonces fueron noticia en los medios murcianos y ahora vuelven a serlo por su campaña. Tras superar la quimioterapia, en septiembre le vieron metástasis en el hígado. Además, el tumor había reaparecido en el lecho quirúrgico, en el mismo punto del páncreas. Comenzó una nueva quimioterapia, pero no hay resultado alguno y se la han retirado.
(El reportaje completo, en la edición impresa de este sábado de Diario de Burgos o aquí)