Un viaje con sabores y bailes caribeños

S.F.L. / Briviesca
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Los hermanos Milena y Richard Mattos dejaron su Colombia natal para empezar una nueva vida en Briviesca. Han reabierto las puertas de un bar y ofrecen comida latina -y española- cócteles, copas y 'clases' de baile por las noches

Richar, Milena (c.) y Mirela se muestran encantados de su nueva vida en la capital burebana. - Foto: S.F.L.

Sentirse como en el Caribe a un paso de la Plaza Mayor de Briviesca. Suena extraño, sí; pero es posible. El local que lleva el mismo nombre que esa región del mundo, conocida por sus playas de arena blanca y la vitalidad de su gente, es un restaurante y cóctel bar que busca que sus clientes 'viajen' a un territorio de ensueño para disfrutar de bebida y comida fresca llena de sabores tropicales en el centro de la ciudad. Así lo hacen saber los hermanos Milena y Richard Mattos, impulsores de este negocio de hostelería, situado en la céntrica calle Duque de Frías, que apostaron por reabrir sus puertas y ofrecer a los clientes una propuesta diferente.

Entre bares más tradicionales emerge con su llamativa decoración el pequeño local que acaba de cumplir el primer mes de su nueva vida. En agosto, los colombianos apostaron por desarrollar un proyecto con el que brindar a los briviescanos y turistas que cada día se acercan a la localidad los deliciosos platos de su tierra. Nacidos, criados y con una alta experiencia detrás de la barra y los fogones en Cartagena de Indias, ella cuida cada detalle para conseguir que sus cliente degusten una auténtica experiencia caribeña. Él, además de servir cafés, vinos, cañas y copas (algunas elaboradas con licores procedentes de su país), trata de extrapolar los sabores a la coctelería. En la carta hay un amplia variedad, pero siempre intenta buscar la diferenciación aportando su toque personal.

Nunca habían pisado tierra española, pero en el caso de la cocinera sí elaborado platos típicos como la paella, tortilla o ensaladilla en los restaurantes en los que ha trabajado. Familia de empresarios, desde jóvenes siempre han gestionado sus propios negocios, «¿por qué no también acá», se preguntó ella. Apenas ocho meses después de llegar a la Bureba -él aterrizó antes- nace el Bar Caribe. «Pensamos que nosotros no íbamos a vender solo la típica comida española porque ya hay locales que lo hacen genial. En el caso de crear algo tenía que ser con el sabor nuestro, el de allá, y en vez de centrarnos solo en nuestra patria decidimos ampliar la carta al resto de países bañados por el mar más maravilloso del mundo», comenta con ilusión la emprendedora. 

Esta cocina siempre esta abierta y no hay horarios ni para comer ni para cenar» 

Los sabores de Colombia, Venezuela, México, El Salvador, Guatemala, entre otros países latinoamericanos se encuentran muy presentes en cada una de las recetas, que pueden saborearse de lunes a domingo prácticamente a cualquier hora porque la cocina nunca cierra. Bandeja paisa, arepas de huevo, ceviche, arimañolas de carne o marisco, empanadas, guatita, picada de mar, arroz de cerdo o los patacones, son solo algunos de los platos que no dejarán indiferente a ningún paladar y en los que imprimen su toque de cariño. «Aquí se mima al cliente y mi gran aspiración es que todas las personas se vayan contentas. Contamos con una amplia clientela de compatriotas porque la comunidad latinoamericana en Briviesca es grande, y queremos animar a los burebanos a que caten comida diferente, no les defraudará», manifiesta Milena. También hay opción de probar fast food y los perritos y hamburguesas son otro manjar. 

Sienten que la capital burebana es el lugar perfecto para echar raíces y Mirela (hija de la cocinera), asegura que de la ciudad no la mueven porque ya tiene su cuadrilla. A pesar de que el calor se esfume rápido y «haga más frío que calor», exclaman los hermanos entre risas, la personalidad del local acompaña a tomar una piña colada o un mojito que saben a puro Caribe. «La idea es que los clientes tengan la sensación de que entre la música, la comida y esos cócteles… ¡están de vacaciones!», añaden.

Los briviescanos nos apoyan mucho»

Una pista de baile. A las 7 de la mañana uno ya puede desayunar en el bar y poco después comprar el pan que ellos mismos hornean, al igual que una variada selección de bollería. Desde primera hora la música latina ya resuena -bajita- en el bar, pero no es hasta la tarde y noche cuando una pequeña zona se transforma en pista de baile. Muchos de los vecinos iberoamericanos se acercan para demostrar sus dotes artísticas, mientras que otros, con menos experiencia, aprovechan a aprender nuevos pasos de los bailes más típicos.