Más de un millar de profesores (1.072), ya sean maestros o docentes de Secundaria y otros cuerpos, han puesto fin a su carrera en los últimos 10 años al alcanzar la edad de jubilación, mientras que otros 386 podrán hacerlo en el próximo lustro, es decir el 10% de los docentes que imparten clase este curso. Los sindicatos enmarcan este porcentaje dentro de la «normalidad», aunque creen que el 'boom' de salidas del sistema público, el correspondiente a generaciones que accedieron en mayor medida al sistema debido a la «consideración social» de la profesión, ya ha pasado. Esta situación se traduce en una rejuvenecida plantilla que cuenta con apenas 43 años de media.
Esta es aún inferior en el caso de los maestros de segundo ciclo de Infantil y Primaria, que se rebaja hasta los 42,83 años, mientras que para la ESO, Bachillerato y FP alcanza los 44,44 años, según la información facilitada por la Consejería de Educación. En su previsión de salidas a cinco años vista, la mayoría de los casos se producirían entre las llamadas clases pasivas (320), sistema propio del funcionariado que aprobó las oposiciones antes de 2011, ya que a partir de ese momento se rige por la Seguridad Social, donde se incluyen a otros 66. Los primeros pueden dar ese paso con 60 años, siempre y cuando acumulen 30 de servicio o 35 si quieren acceder al 100% de la pensión, experiencia que se rebaja a 32 si se trata de Secundaria. En el régimen general, la edad mínima son 65 años, pudiéndose prorrogar el retiro hasta un máximo de 70 años.
La media anual suma un centenar de profesionales, que se rebaja a 77 el próximo lustro
Los representantes sindicales comparten una percepción que se viene dando en los últimos años. Esta pasa por un adelanto de la jubilación en el colectivo, salvo por «necesidades económicas». La situación cambia al remontarse en el tiempo, tal y como subraya Elena Ferrero, de STECyL. «La edad de retiro solía ser más avanzada, principalmente entre los hombres y en aquellos docentes con la categoría de catedrático de Secundaria», precisa sobre una circunstancia que no caracteriza el momento actual.
Ferrero hace referencia a un cambio brusco de la docencia que hace menos atractiva esta carrera profesional, algo que se plasma de igual forma en una elevada interinidad y en la falta de profesores en algunas especialidades de Secundaria y de FP. «Hace 10 años no teníamos este problema», apostilla, al tiempo que esgrime razones como la «pérdida de autoridad», unido al incremento de la conflictividad con el alumnado y las familias, así como a los «continuos cambios legislativos» y una creciente carga burocrática. Todo ello -añade- provoca que, sobre todo en Secundaria, la enseñanza haya pasado de primera a segunda opción laboral.
La docencia se ha convertido en una segunda opción laboral. De cara al futuro, preocupa más que haya listas de interinos sin candidatos»Elena Ferrero, Stecyl
Coincide con estos aspectos la representante en Burgos del sindicato ANPE, María José Santamaría, quien remarca que la profesión ya no cuenta con el prestigio social del que antes gozaba. «No resulta interesante ni por las condiciones laborales ni por la retribución», subraya, no sin antes aludir a esa coletilla recurrente de que «solo tenemos vacaciones», cuando en la realidad, tal y como asegura, «son muchas las horas de trabajo que hay detrás», con independencia de las que se permanece en el centro, y constantes los cursos formativos.
Relevo generacional. Más allá de las reivindicaciones que exponen para revertir esta situación, Santamaría se detiene en ese millar de jubilaciones de la última década, con una media que supera las cien al año salvo el pasado, al igual que en las que están por llegar. «Llevamos tiempo con muchas salidas y eso propicia la entrada de gente joven», sostiene, valorando de forma positiva ese relevo generacional y el hecho de que esas plazas hayan entrado en las sucesivas convocatorias de oposiciones.
Ferrero, por su parte, subraya que los datos expuestos revelan un «freno» en el ritmo de salidas del sistema, que pasarían de 100 a 77 al año de media, y no considera especialmente significativa la previsión de la Junta. En este sentido, la estadística que manejan los sindicatos a partir de la información que reciben de la Junta, sitúa 2015 como el ejercicio con mayor número de personas que han puesto fin a su carrera (118), seguido de 2018 (117) y de 2020, con 112, mientras que el año pasado ascendieron a 106. La explicación de esta última cifra no es otra que la pandemia y sus consecuencias en el ámbito educativo, con la mitad de un curso de clases telemáticas y numerosas restricciones con la vuelta a la presencialidad, lo que propició adelantar la toma de esa decisión.
Es positivo de cara a futuros concursos de oposiciones»María José Santamaría, ANPE
«Es mucho más preocupante que haya listas de interinos que se queden vacías por falta de candidatos», remarca Ferrero en referencia a las sucesivas convocatorias de procesos extraordinarios que afectan, además, a asignaturas de carácter obligatorio. De hecho, en los datos globales de jubilaciones llama la atención sobre las que corresponden a Matemáticas y Lengua Castellana y Literatura. Así, de esas 1.072, 580 corresponden a profesores de Secundaria, de los cuales 49 impartían la primera asignatura y 32 la segunda, valorando en este sentido como «muy elevada» la que corresponde la primera e insistiendo, aún más en este caso, en esa segunda opción laboral frente a la empresa privada.
Por todo ello, las dos representantes sindicales reclaman una mejora de las condiciones para los profesionales que respondan a una «calidad» que queda patente en los sucesivos informes PISA, en los que el alumnado de Castilla y León obtiene cada año resultados exitosos.