De la música al ruido en la Taberna de Arroyal

B.A. / Burgos
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Los vecinos recogen firmas para que la Junta Vecinal burgalesa renueve el contrato a Nacho y Sofía, pero la alcaldesa mantiene que les ha comunicado esa decisión por «incumplimientos reiterados»

Nacho, Sofía y su perrita llevan al frente de la taberna de este pequeño pueblo dentro del Alfoz de Quintanadueñas desde junio de 2021. - Foto: Miguel Ángel Portilla

Quieren que Sofía y Nacho sigan al frente de la taberna de Arroyal, por lo que han iniciado una recogida de firmas para que la Junta Vecinal les renueve el contrato. Y es que, según una carta que los hosteleros han enviado a sus vecinos, ya les han indicado que no tienen intención de prorrogárselo en junio de 2025 sino de sacar el negocio de nuevo a licitación, lo que ha provocado una respuesta solidaria por parte de los habitantes de este pueblo del Alfoz de Quintanadueñas. 

La alcaldesa de la Junta Vecinal, Ana María Gómez, deja entrever que de poco servirán esas firmas. El motivo, según ella, son los «incumplimientos reiterados del contrato». De hecho, afirma que por esta causa se lo podrían rescindir «hoy mismo». Asegura que el tema lo han tratado en varios plenos, «que la licitación se hizo mal» en 2021 y que, además, los adjudicatarios no respetan lo que recoge. 

La taberna se está convirtiendo estos días en un motivo de debate e incluso de división entre los vecinos. La pareja llegó a Arroyal en junio de 2021 arropados por el entonces alcalde y sus concejales, que les brindaron un local y un hogar con «unas condiciones inigualables» sin las cuales no hubieran podido hacer frente a este proyecto. Con entusiasmo respondieron al apoyo con el que fueron recibidos y estos años, entre otras interesantes iniciativas, sus conciertos gratuitos han situado al pueblo en el mapa y han llevado la cultura a esta pequeña localidad. Además de una rica gastronomía argentina.

Todo iba bien, según ellos, hasta que hubo un cambio en la Alcaldía en 2023. Antes de ese momento tenían «completa libertad de maniobra y de manejo de horarios, ya que solo un tabernero puede saber como es su negocio y lo que necesita», pero la nueva regidora del PP, según relatan, les obligó a funcionar las horas que aparecían en el contrato. «Tuvimos que empezar a abrir a las 10, a pesar de acostarnos tarde en verano. Le demostramos con tiques que solo habíamos vendido un café cada dos horas en ese tiempo y le dio igual», lamentan. 

Sienten que del apoyo inicial recibido se haya transformado en trabas, como empezar a quitarles concesiones que se venían haciendo. «Nos dijeron que no nos encargáramos del aperitivo de las fiestas de invierno porque era un gasto innecesario y se lo pidieron a otro bar», contestan en relación con una lista a la que también se añade la prohibición de mascotas dentro del bar, algo que la alcaldesa manifiesta que viene reflejado en el contrato.

La realización de los conciertos en el interior es otro de los motivos del desencuentro. Los hosteleros afirman que les impedían hacerlos y que tras consultar la normativa están autorizados, pero la regidora popular manifiesta que tiene categoría de bar restaurante y ve necesaria una licencia. 

Nacho y Sofía, por su parte, denuncian «cosas surrealistas» que les han pasado últimamente, como descubrir que la Junta Vecinal les estaba haciendo fotos a través de la alarma sin su consentimiento. 
«Nos enviaron un requerimiento oficial, a modo de sanción por incumplimiento de contrato, al no abrir dos días fijados. Sabían que fue por la obra de reparación de una arqueta, trabajos que la Junta Vecinal encargó y de los que estaba enterada», afirman los hosteleros. También denuncian el incumplimiento de la compra y posterior cesión por parte del municipio de un escenario. 

Por su parte, Gómez asegura que la carta enviada a los vecinos está en manos de sus abogados para abordar las «calumnias» que recoge y que su contenido «se puede desmontar en cualquier momento». Por este motivo y «por las numerosas irregularidades» estudia emprender acciones legales. Indica que lo único que desea es «un servicio de calidad para el pueblo» y que la Junta Vecinal «no puede asumir todo lo que quieren y que luego no respondan», concluye.