Una compra con recargo

D.P.L. / Burgos
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El incremento del 2% en el IVA en los productos básicos como el pan, los huevos o la fruta se hace notar en los mercados. «Los alimentos deberían estar un poco más subvencionados», comentan algunos clientes

Con esta subida hay quien se fija más en los precios que se encuentran en los puestos del mercado. - Foto: Luis López Araico

La llegada del mes de octubre ha traído de la mano la subida del 2% en el IVA de los productos básicos como el pan, los huevos, la fruta o el aceite que hasta septiembre habían estado exentos de este impuesto. La inflación y la escalada de precios llevaron al gobierno a situarlo en el 0% como medida anticrisis y desde este martes se ha vuelto a incorporar al día a día de los consumidores. «Es cierto que algunos clientes miran el ticket para comprobar si se ha incluido o no el incremento», comentan algunos comerciantes del Mercado del G9.

Han sido varios los alimentos que se han visto afectados y no todos han tenido el mismo salto. Por ejemplo el pan ha pasado del 0 al 2%, pero la pasta lo ha hecho del 5 al 7,5%, según apunta Alejandra, que vende productos al peso. «Si alguien viene y compra cien gramos de pasta apenas nota el incremento del precio, pero sin embargo si se van a cantidades mayores sí que empieza a ser plausible», declara la comerciante. En su puesto vende también unas legumbres que entran dentro del incremento.

Entre los consumidores hay quien pregunta y se preocupa por los cambios y hay quien se muestra más aséptico, pero la opinión general es que pese a que es únicamente un 2%, se suma a unos precios que ya de por sí son elevados. «Lo acabas pasando mal para llegar a final de mes porque los sueldos no suben y te tienes que cortar de muchas cosas», apunta una Teresa que busca el equilibrio entre lo barato y la calidad. «Creo que la alimentación no debería tener IVA porque es algo necesario».

Entre los productos que forman parte de la compra habitual de las familias entra un aceite de oliva cuyo precio no ha hecho más que crecer. «Cuando se bajó el IVA apenas se notó en las tiendas», comenta Teresa. Montse, por su parte, se mostraba molesta por el incremento del impuesto. «En mi opinión los alimentos de primera necesidad deberían estar subvencionados, me parece mal que se haya llevado a cabo esta medida». El hacer la compra supone encontrarse con todo un glosario de precios que según ella cada día son diferentes. «Los alimentos frescos cada día tienen un valor, no sabemos si es por la falta de existencias o a qué se debe, esta es otra de las razones por las que tampoco se puede apreciar del todo bien ese 2%», matizaba la consumidora mientras se hacía con frutas y verduras.

Las mismas frutas y verduras que cada día despacha Juan. En su caso ha decidido únicamente incluir ese porcentaje de subida en el género que supera los tres euros el kilo. «Por ejemplo en los melocotones, que ya se está terminando su campaña, sí que se ha subido el coste. En las frutas que no superan ese umbral los céntimos de más los vamos aguantando nosotros», matiza el frutero mientras habla también de los efectos de la inflación. «Antes con 1.000 euros llenabas el camión y ahora con 1.000 euros en el camión apenas se notan».

Otro de los puestos en los que han decidido no subir el importe de su producto ha sido la panadería en la que trabaja Mari Mar. «De momento no hay intención de sumarlo, porque son dos céntimos». Ella misma manifiesta que el pan es uno de los alimentos por los que más pendiente están los consumidores. «En cuanto lo subes cinco céntimos ya parece que lo hemos subido mucho». Y es que en estos momentos parece que cada céntimo cuenta.