Los vehículos que la Policía Local retira de la vía pública como consecuencia de que sus propietarios los han abandonado, carecen de seguro o no han pasado la inspección (ITV) acaban en el depósito que el Ayuntamiento tiene en el polígono de industrial de Villalonquéjar. Allí también se llevan los que están inmersos en causas judiciales, bien por estar implicados en un accidente o tráfico de drogas o han sido robados o los que conducen personas que dan positivo en los controles de alcoholemia.
Las enormes campas verdes, situadas en la calle Condado de Treviño, acumulan unos 400 coches, furgonetas o motos de todo tipo y condición, lo que hace que haya colgado el cartel de 'completo', dado que su capacidad está en 200. La razón de esta acumulación obedece a que no se han convocado las correspondientes subastas para su conversión en chatarra. En enero se pudo llevar a cabo una, aunque solo de 50 vehículos.
De este modo, cada vez quedan menos huecos disponibles en el espacio reservado para este cometido, lo que convierte el depósito en un cementerio de motores de todo tipo y condición. Muchos mueren allí porque sacarlos cuesta más que su valor. El más veterano es un Jeep Cherokee con matrícula inglesa que lleva allí desde 2007, nada más y nada menos que 17 años. Ya nadie espera que le reclamen, pero tampoco se ha reducido a chatarra.
Cuando la Policía Local detecta un vehículo abandonado, coloca una pegatina verde y le da al dueño un plazo de diez días para retirarlo del lugar. Si pasado ese tiempo sigue ahí, se le notifica por escrito y se abre un plazo de un mes antes de que se lleve al depósito municipal. Allí permanecen al menos seis meses ante de que teóricamente se envíe a chatarra. Mientras se buscan todas las posibilidades para encontrar a sus dueños, de hecho se envían hasta dos cartas a los domicilios e incluso se publica en los boletines oficiales.
Si el vehículo es reclamado, su dueño debe pagar una multa de 500 euros, a la que se suma las sanciones por carecer de seguro, no pasar la ITV y los días de estancia acumulados en las dependencias de Villalonquéjar. Si nadie reclama, los vehículos se consideran chatarra y pueden salir a subasta. El hecho de que permanezcan tanto tiempo al aire libre puede hacer que se deterioren o que surjan problemas con las baterías.
Cada vez que llega un vehículo al depósito en la grúa se toman todos los datos y se hace un registro informatizado, del que se da traslado a la Policía Local, por parte de los trabajadores, que pertenecen a la Sociedad de Promoción. Antes de la retirada, los dueños deberán abonar las correspondientes tasas.
El Ayuntamiento también cuenta con otro depósito de vehículos en Pentasa al que se llevan aquellos que la grúa ha retirado por infracciones al reglamento de circulación. Durante el año pasado, la grúa retiró un total de 2.849, de los que 1.918 fueron a Pentasa y 1.031 a Villalonquéjar, según los datos facilitados por la Policía Local.