Entre marzo y septiembre del pasado año se produjeron ocho peleas en Villarcayo que llevaron a requerir ayuda al Centro de Emergencias 1-1-2 de Castilla y León. Nunca había habido tanta conflictividad y desde entonces reina la calma. Seis trifulcas tuvieron lugar de madrugada y en una, ocurrida en verano y que muchos aún recuerdan, una botella rota fue la causante de graves heridas a un joven. Para tratar de evitar que estas agresiones con vidrio vuelvan a reproducirse, la Guardia Civil ha prohibido que se saquen vasos o botellas de cristal de los negocios a la vía pública a partir de la una de la madrugada desde esta Semana Santa. Es la misma hora que la normativa municipal fijó hace ya varios años para tener completamente recogidas las terrazas.
Así pues, una vez que las mesas y sillas ya no pueden estar en la calle, tampoco el vidrio, según trasladaron los responsables del cuartel de Villarcayo a los hosteleros en un encuentro en el que participó una veintena. María Fernández, presidenta de la Asociación de Hosteleros Unidos de Villarcayo, Hosuvi, explica como «desde la Guardia Civil lo que quieren es mantener el nivel de seguridad actual y que nadie se quede en casa por una sensación de inseguridad». Desde el 12 de septiembre no ha habido más llamadas al 1-1-2, pero la presidenta de los hosteleros asegura que «hay cuadrillas que han dejado de salir por la noche» a consecuencia del volumen de agresiones que hubo el pasado año.
Se pretende evitar que los clientes vayan con vasos o botellines de un bar a otro y para ello habrá que repartir vasos de plástico. María admite que es un asunto «complicado», pero confía en que los clientes se acostumbren a salir de los negocios con plástico, si no han acabado su consumición. «Es un esfuerzo más, pero hay que cumplir la normativa», dice Fernández, quien asegura que no observó mucho descontento entre los hosteleros cuando repartió la cartelería que se ha colocado en los negocios.
Algunas voces críticas lamentan que el control del uso del vidrio obligará a sumar personal en la puerta y más gastos, aunque María Fernández confía en que los clientes se vayan habituando a servirse en vasos de plástico que se pueden dejar accesibles en la puerta de salida. Hay quienes ya lo tienen solucionado, como los responsables de la discoteca El Soto, que a finales del pasado verano contrataron personal de control de accesos.
Adiós a la noche. Fue el aumento de agresiones y peleas en Villarcayo lo que llevó a la única discoteca de la localidad y de la comarca a sumar estos profesionales. Ahora también evitarán la salida de vidrio, aunque Gerardo López, uno de los propietarios del Soto teme discusiones con quienes salgan a fumar un cigarro y quieran llevarse su vaso de cristal. El hostelero insiste en que las trifulcas «siempre se han producido fuera del local», pero están haciendo mella en su ánimo. «Si la cosa se complica demasiado, la solución va a ser no abrir por la noche, porque llega un momento que no puedes seguir trabajando con esa preocupación. Pero si hay paz y todo se desarrolla de manera normal, seguiremos adelante», se sincera.
Algunos, como Peche en el Ghost ya se han adelantado a la Semana Santa para comenzar a dar vasos de plástico. Admite que en los días festivos con el bar hasta arriba va a ser «más difícil» de explicar a los clientes, pero los habituales ya se sabrán la lección.
Otras voces críticas, que prefieren el anonimato, se quejan de esta nueva medida y del límite del horario de las terrazas. «Tenemos que trabajar en verano tras el largo invierno o morimos», lamenta un hostelero al que le gustaría alargar la terraza hasta las 2 de la madrugada cuando el clima lo permite y la población se multiplica. Hosuvi trató de negociar más horario, pero su presidenta explica que el grupo de gobierno se mantiene férreo, «porque recibe quejas de vecinos por el ruido y tiene que conciliar los intereses de todos». El control del botellón y no solo del vidrio que maneja la hostelería es otra de las peticiones de algunos hosteleros.