Hay dos maneras de ver el conflicto. Desde la última matanza o desde una perspectiva histórica. En lo primero razón y brutalidad no se entienden. Aquí los daños colaterales (brutal eufemismo), los civiles, son objetivos de guerra. Hamás los usa como escudos ante los misiles. Los judíos castigan a los terroristas aumentando la miseria y muerte en un lugar que ya es un infierno. En Gaza, que no mayor que la Gomera, 365 km2, la gente vive y muere sin luz, agua ni comida, en la más miseria absoluta, con una densidad de 6100 h/km2 de las más elevadas del mundo, solo superada por Mónaco y Singapur.
Israel tiene más de 9 millones de habitantes que viven en 22.000 km2 (algo más que la provincia mayor de España, Badajoz). Es la economía 28 del mundo por volumen de PIB y tiene un PIB per cápita de 53.275. España tiene 28.870 euros. Se queja Israel de que no ve simpatía en Europa por como realiza su defensa (venganza) ante el ataque terrorista de Hamás. A pesar del terrible atentado, Europa no quiere que impere la venganza. No está de acuerdo con un gobierno ultrareligioso y ultraconservador. Y tampoco por el origen y desarrollo del conflicto y el dispar saldo de muertos. Concreto.
Tras la Primera Guerra Mundial, el Reino Unido tomó posesión de esa zona conocida como Palestina, habitada por una minoría judía y una mayoría árabe. Entre 1920 y 1040, llegaron judíos huyendo de persecuciones y del Holocauto. El mundo los animó a llegar, allí estaba el lugar bíblico de Israel. La ONU entonces acordó dividir el territorio en un Estado árabe y otro judío. Pero no llegaron al acuerdo y se impuso la guerra. En 1948, Israel ganó la guerra de la Independencia y proclamó su Estado ocupando el 77% del territorio. En 1967, tras la Guerra de los Seis Días, ocupó la totalidad: Gaza y Cisjordania. Millones de palestinos refugiados (según la OLP 10 millones, y según la ONU 5). En 2005, Israel dejó la Franja de Gaza a la autoridad palestina (después ayudaría a Hamás contra el presidente Palestino Mahmud Abas, creyendo que así la debilitaba).
Entre tanta guerra, la superioridad militar judía ha creado una disparidad de muerte absoluta. En la de 2008 murieron 1400 palestinos y 13 israelíes; en la de 2014, 2.100 y 73; en el violento Ramadán de 2021, 250 y 13. También en la Intifada (levantamiento popular) de 1987, 1.300 palestinos. En la del año 2000, más de 4000. Sí, es necesario ver el conflicto desde su génesis y desarrollo, y odiar por supuesto cuantos actos de violencia existan y sobre todo contra civiles, como el último de Hamás. De todas formas, lo único claro en esta larga guerra, es que quien gana siempre en esta macabra historia es la industria del armamento. Si alguien quiere seguir esta pista se llevará sorpresas.