Hallan a Ezquerra muerto en La Engaña tras confesar un ganadero menés

DB / Pedrosa de Valdeporres
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Doroteo Braceras, que en la tarde de ayer acompañó a las fuerzas de seguridad a la sima donde estaba el cadáver, admitió ante el juez ser culpable de la muerte del abogado vizcaíno

La titular del Juzgado Número 2 de Villarcayo y la forense llegaron a la Engaña sobre las nueve y media de la noche. - Foto: DB

La crónica negra del Valle de Mena escribió el pasado 15 febrero uno de sus episodios más tristes con la muerte del abogado vizcaíno José Javier Ezquerra Uriarte, de 49 años de edad, conocido como Txetxu, y que hasta ayer se daba por desaparecido. La confesión del ganadero menés Doroteo Braceras, que se declaró culpable de la muerte de Ezquerra ante la juez del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Nº 6 de Guecho, desentrañó la principal incógnita del caso y el lugar donde estaban los restos de la víctima, una sima de los montes de La Engaña con una profundidad de ocho a diez metros en el entorno de la finca de 40 hectáreas que tenía arrendada con su hermano Jóse Ángel, en territorio de la Merindad de Sotoscueva. Era la primera declaración que realizaba desde que entró en prisión el pasado 9 de marzo. Su hermano, también en prisión, confesó ante el juez que instruye las diligencias, según fuentes cercanas a la víctima, haber «colaborado con su hermano en la tarea de deshacerse del cadáver».

De sus declaraciones también  trascendió que la muerte del abogado se produjo a consecuencia de, al menos, «dos golpes» que le asestó Doroteo Braceras en el monte del pueblo abandonado de Berrandúlez, en el Valle de Mena, donde los dos hermanos tenían arrendadas 267 hectáreas de terreno para pastar su ganado y que habían comprado con 500.000 euros  prestados por Ezkerra y unos socios. Fue precisamente en este paraje donde se obtuvo por última vez una señal del móvil de Txetxu Ezquerra. Fue hacia las siete de la tarde del fatídico 15 de febrero. Las antenas de telefonía del Pico del Fraile, en el Valle de Losa, y de Arceniega fueron las que captaron la señal de su teléfono y la de los móviles de alguno de los dos ganaderos implicados.

Lo que aún no se ha podido saber es cuándo trasladaron el cadáver a los montes de la Engaña, pero presumiblemente no fue aquel día, dado que también trasladaron el vehículo todoterreno de la víctima hasta Laukiz (Vizcaya), donde apareció en llamas en torno a las diez de la noche.

A las 23.10 horas el vehículo de la funeraria San José abandonaba la zona para trasladar el cuerpo de Ezquerra al Instituto Anatómico Burgos.A las 23.10 horas el vehículo de la funeraria San José abandonaba la zona para trasladar el cuerpo de Ezquerra al Instituto Anatómico Burgos. - Foto: DB/Luis López Araico

Tranquilo

En la tarde de ayer, Doroteo Braceras acompañó a las fuerzas de seguridad a La Engaña y según testigos presenciales se mostraba «tranquilo» y estaba acompañado de su abogado con quien se retiró una vez hallado el cadáver. En Pedrosa de Valdeporres, algunos vecinos le observaron esposado cuando cambiaba de vehículo. El grueso del dispositivo se apostó en la pista de la cabaña larga junto a la manga donde los ganaderos reunían sus reses dispersas por el monte en momentos puntuales. El paraje, al que se accede desde Pedrosa de Valdeporres, está a pocos kilómetros del túnel de La Engaña perteneciente al ferrocarril del Santander-Mediterráneo.

Desde allí se trasladaron al lugar donde fueron hallados los restos del abogado escondidos dentro de un dos sacos de plástico utilizados habitualmente para el mineral. El cuerpo estaba completo, aunque en estado ya de descomposición y tenía tapada la cabeza con una bolsa. Ezquerra Uriarte estaba vestido, llevaba una bufanda, y a primera vista no se apreciaban golpes ni daños visibles en su cuerpo, a pesar de que Doroteo Braceras achaca a al menos «dos golpes» la muerte del abogado vizcaíno.

La forense y la juez del Nº 2 de Villarcayo subieron al monte pasadas las nueve de la noche y eran poco más de las once cuando el furgón de la funeraria con adhesivos del Ministerio de Justicia salió hacia Villarcayo para después trasladar a Ezkerra al Instituto Anatómico Forense de Burgos, donde se le practicará una autopsia.

La masiva búsqueda del abogado vivida en el Valle de Mena el pasado día 5 pudo ser un detonante para que los dos ganaderos decidieran confesar, pero, sobre todo, el anuncio de que la próxima búsqueda se iba a centrar precisamente en los montes de La Engaña, en la finca arrendada por los ganaderos. Cerca de quinientas personas participaron en el dispositivo dirigido desde la localidad de Artieta por la Guardia Civil hace apenas dos semanas y que contó con el apoyo del a Unidad de Investigación Criminal de la Ertzaintza (policía autónoma vasca) o Cruz Roja, entre otras muchas entidades.

Labores de búsqueda

Sus amigos más cercanos y sus familiares, organizadores de la búsqueda, perseguían hallar los restos de Txetxu, al que ya creían muerto, pero si no lo lograban querían, al menos, «remover conciencias». Sin duda lo lograron. Los allegados de Ezquerra aseguraron públicamente que no se iban a dar por vencidos. En la búsqueda también participó el tercer hermano de los detenidos, S.B.B., quien comentó allí que al día siguiente iba a visitar a sus hermanos en la prisión, con lo que previsiblemente les trasmitió la dimensión del despliegue que se llevó a cabo en 34 kilómetros cuadrados del Valle de Mena con el límite de Artieta al sur y Arza al norte.

 José Javier Ezquerra, padre de dos hijos iba a cumplir 50 años el próximo sábado. Pero el pasado 15 de febrero su vida se detuvo. Se encontró con Doroteo Braceras muy temprano en el Bar El Paso, de La Presilla, donde desayunaron. El primero dejó allí su vehículo durante todo el día. De allí partieron hacia el Juzgado de Villarcayo donde depositaron un poder notarial y comieron en La Taberna del Cuatro, en Villasana de Mena.

Desde el Valle de Mena, Ezquerra Uriarte, empadronado en la Merindad de Sotoscueva y con raíces paternas en el Valle de Losa, llamó a un amigo con el que quedó sobre las cuatro de la tarde. Nunca llegó a su cita en la bilbaína plaza de Campuzano. Su todoterreno apareció en llamas hacia las diez de la noche en Laukiz (Vizcaya) a seis kilómetros de Mungia, donde residía con su familia.

La única prueba del caso era este vehículo y por ello ha sido instruido por el Juzgado Nº 6 de Guecho. Este giro de la investigación y la confesión de los dos hermanos residentes en Arza y Las Arenas, conllevará el traslado de la instrucción de las diligencias al Juzgado Nº 2 de Villarcayo y los dos hermanos serán juzgados por la Audiencia Provincial de Burgos.

 

Restos de sangre

Hasta ahora, restos de sangre compatibles con el ADN del abogado hallados en herramientas de su propiedad y la grabación del vehículo de José Ángel Braceras y el de Txetxu circulando seguidos por el corredor del Cadagua en dirección a Bilbao en la tarde de la desaparición eran algunas de las pruebas que les mantenían en prisión incondicional, como consta en el sumario.

No hay certezas sobre el móvil de crimen, pero la compra del monte de Berrandúlez parece ser el principal motivo que pudo llevar a este desenlace fatal. Los dos hermanos utilizaron el derecho al retracto para comprar el monte, al saber que sus propietarios lo habían puesto en venta y que también tenía otro comprador interesado en crear un coto de caza intensivo de caza.

Txetxu Ezquerra entró en contacto con Doroteo Braceras en marzo de 2011 al recomendarle un vecino al ganadero para trocear una vaca. Cuando apareció el comprador del monte de Berrandúlez, los ganaderos acudieron al abogado que les prestó el dinero necesario con la condición de que la propia finca sirviera para la devolución.

Los hermanos Braceras querían conservar los pastos para sus reses a toda costa. Anoche en Pedrosa de Valdeporres no se escuchaban comentarios positivos de su comportamiento con ganaderos de la zona. Hablaban de numerosos conflictos, que Diario de Burgos no ha podido contrastar con los ganaderos. No obstante, en el Valle de Mena, su lugar de residencia, muchos creían en su inocencia aún cuando ya habían entrado en prisión. 

En el municipio, los ganaderos habían colaborado estrechamente con distintas instituciones en una Jornada sobre la Vaca Monchina celebrada en 2008. Asimismo, solían exponer sus reses de esta raza en peligro de extinción en la Feria del Valle de Mena, que se celebra cada verano.