La iglesia de San Martín Obispo de Palacios de Benaver (municipio de Isar) no solo se ha quedado sin su tradicional Nacimiento, sino que se ha dejado al culto, por lo que a partir de ahora los actos litúrgicos se celebrarán en el cercano monasterio de San Salvador de las monjas benedictinas.
Fue el pasado viernes, día de la Constitución, cuando un grupo de mujeres que iban a instalar el Belén, dieron la voz de alarma al toparse nada más abrir la puerta con un montón de piedras en el suelo y tres bancos rotos al haber caídos también sobre ellos. Una mirada al techo dejó claro lo sucedido: se había desplomado parte de la nervadura de la bóveda de entrada al templo románico.
El desprendimiento tuvo que producirse en la noche del jueves al viernes porque ese día los vecinos habían asistido en el templo a un funeral. Y es que nada hacía presagiar tal desastre en un templo que es considerado una de las joyas de la comarca, como reconoce el vicario general de la Diócesis, Fernando García Cadiñanos, que explica que habrá que revisar la cubierta, muros y bóveda en la zona para determinar las causas del desprendimiento de los paramentos. Aunque él mismo se acercó a Palacios el domingo, ayer por la tarde se desplazaron el aparejador de la Diócesis, Miguel Ángel Ortega, y el delegado de Patrimonio, Juan Álvarez Quevedo para comprobar los daños y estudiar las acciones a realizar a partir de ahora.
Por otra parte y a la espera de ese análisis más minucioso y técnico, García Cadiñanos descartaba ayer que una grieta existente en el muro de esa misma bóveda tuviera relación directa con el desplome, porque precisamente el aparejador había visitado el templo hacía unas semanas tras la presencia pastoral del arzobispo, Fidel Herráez, en la iglesia hará unos dos meses. Se alertó entonces por los vecinos de esa grieta en la pared, pero tras revisarla, se determinó que no suponía ningún peligro porque estaba en el muro y no en los paramentos. No obstante, recuerda el vicario general, se tomó la decisión de acudir al próximo ‘convenio de las goteras’ que financian el Arzobispado y la Diputación de Burgos, y por precaución «someter a toda la bóveda a una obra necesaria», explica, «pero nadie preveía que esas nervaduras fueran a caer ni que hubiera rastros de grietas que señalasen que pudiera correr peligro», recalca García Cadiñanos que, por otra parte, se felicita de que la caída tuviera lugar con el templo cerrado, recordando que el jueves se había celebrado un funeral.
En el mismo sentido se expresaba la alcaldesa de Palacios, Isabel López García, que se mostraba ayer muy afectada por lo sucedido y aseguraba que de todas formas, esa grieta en el muro no la daba confianza. La regidora es una de las vecinas que suele colocarse justo debajo de esa bóveda y ayer recordaba que a pesar de que se sienta en esos bancos, siempre mira al techo con cierta preocupación, porque recuerda haber oído que hace muchos años se cayó en esa zona alguna piedra.
García Cadiñanos confirmaba que se ha tomado la decisión de cerrar el templo al culto «hasta que el informe técnico nos diga lo que ha sucedido». En todo caso, entiende que habrá que ver cómo está toda la bóveda y coser las piedras, pero que eso se verá sobre la marcha. Sí confirma el vicario que encima de la piedra de esa bóveda se detectó una capa de argamasa, aunque se desconoce cuando se hizo esa obra.
Aunque es pronto para determinar el coste de la reparación, García Cadiñanos entiende que urge llevarla a cabo y no esperar al próximo ‘convenio de las goteras’, por lo que se reunirán con el Ayuntamiento e, incluso, con la Diputación para establecer cómo se costea las obras de reconstrucción de la bóveda.