Martín García Barbadillo

Jueves sí, jueves no

Martín García Barbadillo


Partidario de vivir

17/06/2024

Vino Serrat a Burgos, con toda la paz y el sosiego que transmite desde siempre este hombre que es, seguro, una de las señas de identidad de este país en el mundo, o al menos en el mundo que habla castellano. Se acercó para recibir el homenaje de la universidad; llenó, como siempre, y dijo cosas, como de costumbre.

Y resulta curioso que sus palabras pausadas, sencillas y llenas de sentido común, resuenen extrañas en el océano de gritos inconexos que es el mundo actual. Serrat, que además de artista enorme es un referente moral, habló de «esas miles de madres que a lo largo del planeta caminan con sus hijos a cuestas dejando atrás la tierra que les vio nacer». «¿Dónde queda la patria de esta gente?», se preguntó quien en su temazo Cada loco con su tema (1983) dejaba claro que prefería «los caminos a las fronteras». Contrasta esta mirada a un fenómeno complejo y gigante, la emigración, con, por ejemplo, la propuesta que hace unos días lanzaba Vox desde el Ayuntamiento. Echando gasolina al fuego electoral, abogaban por enviar a la Policía Local a realizar inspecciones periódicas y visitas domiciliarias para detectar inmigrantes ilegales. Igualmente invitaban a los ciudadanos a colaborar aportando información. Póngale a esto el nombre que quiera. Nada más se supo, era sin más una jugada para arañar un puñado de votos, para asegurarse a un par de fieles; un poco más de porquería para la colección diaria.

Por contra, habló Serrat de «tratar de entender al que piensa diferente», un ejercicio casi proscrito hoy día, cuando se exige una adhesión inquebrantable a bandos y banderas y ser el más vehemente con el contrario. En su mencionada (y fabulosa) Cada loco con su tema, Serrat habla de esto precisamente, de que «Cada uno es como es / cada quién es cada cual / Y baja las escaleras como quiere». Pero, puestos a escoger, prefiere (y uno no puede más que sumarse): «Besar a reñir /Bailar a desfilar / Y disfrutar a medir». Como cualquier persona cabal, prefiere «Un buen polvo a un rapapolvo / Y un bombero a un bombardero». Y como poeta que es, prefiere «El lunar de tu cara /a la Pinacoteca Nacional». Y termina con esa declaración de principios que lo explica todo: «Antes que nada soy /partidario de vivir». Poco más se puede decir. 

Salud y alegría.