La situación por la que atraviesa Burgos duele y preocupa, al igual que en la calle, en los despachos de la alta dirección de su industria. La viabilidad futura de las empresas y de sus plantillas está íntimamente unida a la deriva que tome el lugar y la sociedad donde desarrollan su actividad. Hay unanimidad en la percepción de que el entorno empresarial privilegiado donde operan vive un momento complejo, crítico y cambiante, en el que son necesarios y urgentes proyectos comunes y estratégicos ligados a las infraestructuras, la formación, la investigación y la juventud.
Esa es, en esencia, la opinión recogida aleatoriamente entre los directivos de Adisseo, Antolin, Benteler, Bridgestone, Constantia Tobepal, Correa, L'Oréal, Hiperbaric y Kronospan, que han valorado para Diario de Burgos las ventajas competitivas que está brindando Burgos a sus corporaciones, los riesgos y debilidades que les amenazan y las estrategias que se debe afrontar para garantizar su futuro.
Entre las bondades hay una conjunción de ventajas históricas que todos valoran y siguen necesitando en su día a día. Destacan, muy especialmente, la diversidad industrial que distingue la plaza; un gran parque de proveedores en un radio de entre los 100 y los 300 kilómetros que hacen que las cadenas de suministro de las industrias sean más cortas y haya menos riesgo de disrupciones.
Todos subrayan el factor diferenciador que supone tener escuelas de FP y una Universidad cerca; la experiencia, versatilidad y flexibilidad de los equipos con los que cuentan; o el talento cualificado en ingenierías y otras áreas técnicas, vitales para la innovación en las empresas punteras.
Tampoco olvidan el respaldo de las instituciones locales y regionales, así como las organizaciones empresariales, que son fundamentales para el desarrollo del tejido empresarial.
Pero a los directivos se les exige una visión crítica, casi hasta incómoda, que aporte luz sobre aquello que hemos creído hasta ahora que funcionaba a la perfección y que no es así, y sobre las carreras de futuro que estamos perdiendo.
«El riesgo -reflexiona Carmen Pinto, CEO del Grupo Correa- es que no se nos siga percibiendo como un lugar de oportunidades, porque no se tengan precisamente esas ventajas competitivas que pueden marcar la diferencia a la hora de atraer nuevas oportunidades, o porque no seamos capaces de exportarlas, de darles visibilidad. Si no vienen nuevas empresas, acabaremos languideciendo como ciudad industrial, y es algo que no nos podemos permitir».
Gerardo Juez, director general de Adisseo, también se muestra muy preocupado en este aspecto: «Deberíamos preguntarnos por qué en los últimos años las inversiones realizadas han sido mayoritariamente sobre plantas o firmas ya existentes y no sobre nuevas empresas que quieran venir».
«Las empresas nos enfrentamos a desafíos comunes, como la incertidumbre y cambio constante -explica el director de la planta de Bridgestone, Javier Suárez-, también hacemos frente a la inflación y los aumentos de costes, así como algunos cambios legislativos. Creo que Burgos no es una excepción respecto a esa situación. Hoy en día tenemos un contexto marcado por el flujo económico de operaciones y materias primas, y a su vez, un mercado y consumidores que cada vez demanda mejores, más rápidos y sostenibles productos y actividades».
El presidente de Antolin, Ernesto Antolín, deja claro un mensaje: «Una de sus grandes ventajas de Burgos es que cuenta con una base industrial fuerte y dinámica, lo que permite contar una red de proveedores de primer nivel, algo que en la industria automovilística es clave para traer proyectos. Pero la economía burgalesa no se puede dormir y quedar parada, porque la competencia, especialmente en el sector industrial, es intensa y es a nivel internacional. Países que ofrecen costes laborales más bajos y una mejor situación logística quieren atraer inversiones que podrían acabar en nuestra región. Es necesario ser más eficiente y seguir manteniendo un nivel de tensión sobre la productividad, la calidad y los costes. Además, hay que trabajar por mejorar las infraestructuras de comunicaciones».
Infraestructuras
«Me preocupa -apunta Ricardo García, presidente y COO de Benteler Automotive Modules- el hecho de que tengamos unas infraestructuras físicas inadecuadas, como la limitada conexión ferroviaria, la ausencia de un puerto y de un aeropuerto de gran capacidad. Además, las infraestructuras digitales necesitan mejoras significativas para competir en un entorno cada vez más digitalizado».
«El empeño en dejarnos fuera del mapa de las redes logísticas y de los corredores futuros de gas e hidrógeno, 5G..., esto es muy negativo de cara al futuro», alerta Juez.
«Es una reivindicación histórica el hecho de que tenemos que mejorar las infraestructuras de transporte, especialmente en la modalidad de trenes de mercancías pesadas», se suma Andrés Hernando, consejero delegado de Hiperbaric.
Desde la dirección de Krosnospan, Javier Martínez, se muestra muy crítico con «la falta de suelo industrial para la implantación de nuevas industrias, sobre todo de gran tamaño», problema al que suma las tramitaciones municipales, «que son lentas y, en algunas ocasiones, poco enfocadas a las necesidades de la industria».
Formación
La especialización y la formación de los trabajadores burgaleses son también claves para muchos de los directivos encuestados.
«Hay una gran competencia por la atracción del talento -reflexiona Ernesto Antolín-. Burgos debe ofrece todos los condicionantes (de empleo, calidad de vida, amplia oferta de servicios públicos) para que nuestros jóvenes se queden y los de otras ciudades vengan aquí a vivir. El riesgo para la región es que, por falta de infraestructuras, de comunicaciones o de talento, se pierda el tejido industrial».
Desde Productos Capilares L'Oréal, su directora, Inés Fernández, coincide en que el mayor riesgo que afronta la industria burgalesa «es la falta de profesionales en el área técnica: FP e ingenieros. Muchas industrias se fundaron a la vez y el relevo generacional va a ser a la vez, con lo que ya es un desafío para todos encontrar perfiles técnicos cualificados para nuestras líneas de producción». «Otro punto de debilidad -subraya- puede ser que al ser una industria de muchos años y más 'tradicional' la adaptación a las nuevas tecnologías como la IA pueda costar más que cuando son nuevas empresas».
Salarios
Otra de las desventajas competitivas es, a juicio de los encuestados, el diferencial de los costes de personal. «Los salarios en el sector del metal son considerablemente elevados y la formación y disponibilidad de personal no ofrecen una ventaja distintiva sobre otras áreas. Estas circunstancias limitan su capacidad para destacarse como un referente industrial», avisa Ricardo García, de Benteler.
Este directivo pone el punto de mira en el envejecimiento de la población, que agrava la escasez de mano de obra cualificada.
«Burgos -según la visión del presidente de la multinacional Antolin- cuenta con una economía diversificada y sólida y una tasa de desempleo menor que el resto del país, un aspecto importante si queremos atraer a los jóvenes y ser un polo del talento del futuro. Nuestra región ofrece niveles adecuados de competitividad, productividad y costes laborales, aunque es un aspecto que hay que seguir mejorando, así como una mano de obra muy cualificada».
Sostenibilidad
La responsabilidad respecto a la lucha contra el cambio climático también es un elemento a tener muy en cuenta a la hora de proyectar Burgos hacia el futuro. Todas las direcciones industriales consultadas afrontan este desafío y consideran que es determinante en el día a día de sus empresas.
«La producción ambientalmente sostenible con cero emisiones de CO2 es un reto y una oportunidad para Burgos. Las alternativas a los combustibles fósiles deben de ser, por tanto, potenciadas», explica Agustín Sagredo, director general de Constantia Tobepal.
En este sentido ve «excelente» la iniciativa de desarrollar redes de suministro de hidrógeno o espera nuevos proyectos por parte de la Administración orientados a incrementar la eficiencia de la energía solar producida en los polígonos de la ciudad, «pudiendo compartir los excesos con otras empresas o con la propia administración».
Inés Fernández apuesta por «desarrollar proyectos de gestión de residuos robustos para poder tener soluciones de economía circular. En L'oréal tenemos un compromiso sólido y a largo plazo con España.
Tenemos un fuerte arraigo local desde hace décadas y queremos seguir contribuyendo al desarrollo socioeconómico de Burgos y a transformar el entorno en materia de responsabilidad social y medioambiental».