La creatividad se lleva en la sangre y multitud de artistas tienen la capacidad de expresar sus pensamientos a través de diferentes soportes. Buena cuenta de ello da Paloma González Arín, quien no solo es la mano que ahora dibuja las viñetas de El Blusilla, sino que también mantiene desde hace décadas una carrera como cantante. Eso sí, pese a que su voz resuena por los escenarios sin cesar, no lo hace sin cambios. Al contrario, esta mirandesa se encuentra inmersa en una «evolución natural» que la está llevando desde sus habituales notas de música latinoamericana al más puro jazz. Ella misma reconoce que se trata de un estilo que ya probó «cuando era más joven» y ahora le «apetecía investigar» de la mano de un género «que ofrece mucha libertad, da pie a la creatividad».
Ese nuevo sonido irá acompañado de su habitual pasión durante el espectáculo de presentación, una cita que, según avanza, «sorprenderá» a los asistentes porque, precisamente, «esa era la idea, sorprender y mostrar que hay una evolución». Y el mejor escenario posible para ello estaba claro: a orillas del Ebro. González Arín, que viajará junto a J'Quintet de la mano del Ateneo Musical para actuar en su localidad natal el 12 de octubre, describe que «era básico estrenar este cambio de estilo en Miranda, primero porque es mi puerto de salida y segundo porque Miranda es mi familia y creo que lo va a sentir como un concierto de familia, de amigos, por lo que espero que me digan lo que sienten y también les pido críticas, para mejorar, y eso solo lo puedo hacer en mi casa».
Aunque su residencia habitual no está en el municipio del norte de Burgos, la artista destaca que aún está «ligadísima a la ciudad», tanto por su familia y amigos como por las viñetas de El Blusilla y por el mero hecho de que para ella Miranda «es una referencia a nivel personal». Resulta comprensible, pues se trata del lugar que la vio nacer, también en términos artísticos. Y es que, como rememora González Arín, la primera actuación de toda su vida tuvo lugar en la ciudad del Ebro «cuanto tenía solo 12 años» y saltó a la tarima de una sala de la calle La Estación acompañada por una orquesta. Ahí empezó su «aventura» y desde entonces se convirtió en algo «habitual» que interpretara canciones en este municipio.
La mayoría de ocasiones en las que ha tomado el micrófono frente a sus 'compatriotas' han tenido algo en común: lo ha hecho «siempre guiada por el Ateneo». Según rememora, en su juventud tuvo «mucha relación» con Javier Giménez, el fundador esta entidad tristemente fallecido en 2023, y hace ocho años, cuando él se enteró de una serie de conciertos que estaba interpretando, decidió contar conGonzález Arín para una actuación. No fue solo una, sino que se han ido repitiendo en el tiempo, por suerte para los mirandeses.
Precisamente, en cuanto a suerte, la artista destaca que los vecinos de la ciudad son unos verdaderos privilegiados por disponer de una asociación como la que fundóGiménez. Desde su punto de vista, «la labor que hace el Ateneo es fundamental, es una apuesta por la cultura mirandesa, y sus miembros lo dan absolutamente todo para que Miranda siga teniendo un tejido cultural importante porque además con un coste mínimo para los socios permite disfrutar de cosas que no se verían de otra manera».
Sin ir más lejos, su concierto del 12 de octubre, donde se verá ese «estilo diferente» que tampoco ha impedido que González Arín siga «trabajando cosas más parecidas a las anteriores», como el espectáculo Hispanoamérica A Ritmo de Jazz que presentó en Madrid fusionando «jazz, mucho swing e incluso alguna composición clásica» y que dejó al público «muy contento, porque la música es música y se disfruta de todas las maneras», más aún si no se encasilla.