«Cuesta muchísimo encontrar un piso en alquiler en Aranda». «Me he mudado por trabajo, empecé a buscar hace tres meses y no hay nada». «El barrio me da igual, el problema es que apenas existen viviendas». «Quiero independizarme, pero hay poco donde poder elegir». Estas son algunas de las frases que pronuncian quienes ahora se enfrentan a la complicada misión de arrendar un piso en la capital ribereña. Adrián quiere algo moderno y grande, pero no lo encuentra. Estefanía busca por motivos laborales. Igual que Joaquín y Óscar. Paola ha decidido independizarse. Y Nicolás pretende cambiar de casa. Situaciones cotidianas que, sin embargo, chocan con una misma realidad: «No hay pisos».
Estos testimonios, recogidos en la inmobiliaria Liverso, reflejan el panorama que arrastra Aranda, marcado por una demanda fuerte y una oferta débil. «Hay poca vivienda en alquiler y la que hay es cara. Los precios no son realistas para una ciudad así, donde hay mucho trabajo, pero no tantos servicios. Es verdad que, en líneas generales, la calidad de vida aquí es buena. Sin embargo, Aranda está un poco descolgada en servicios», explica Isabel Martínez, responsable comercial de Liverso.
Por su parte, el gerente de la inmobiliaria Ubis, Juan Carlos Ubis, lamenta que «prácticamente no hay pisos de alquiler» porque en los últimos cinco años apenas se ha construido, entre otras cuestiones, por la tardanza en aprobar el nuevo plan general de ordenación urbana (PGOU), que no recibió el visto bueno definitivo por parte de la Junta de Castilla y León hasta mayo del año pasado tras más de una década de trámites. A ello se suma que promover en la actualidad resulta «complicadísimo por la burocracia salvaje» y el aumento imparable de los costes de multitud de materiales y de la mano de obra.
Mientras, el gran dinamismo que experimenta el tejido industrial arandino hace que recalen en la ciudad profesionales de manera constante. «Como hay trabajo, viene mucha gente», apunta Ubis, al tiempo que remarca que el movimiento resulta imparable tanto por las fábricas como por las bodegas asentadas en la Ribera del Duero, que registran un goteo de inversiones por el creciente prestigio de la denominación de origen. En la inmobiliaria tampoco se olvidan de los profesores, médicos, personal de construcción o ingenieros para las grandes compañías, que aterrizan en Aranda por motivos laborales.
Llegados a este punto, Ubis calcula que «faltarían entre 300 y 400 viviendas para vender y alquilar». De hecho, en la mayoría de inmobiliarias hay lista de espera. En la suya, por ejemplo, ha habido momentos en lo que va de año con apenas un piso para arrendar en el barrio del Polígono Residencial. «Teníamos cinco o seis, pero vuelan en cuestión de horas, a veces no da tiempo ni a colgar los anuncios. Así que tenemos una lista. Cada día recibimos entre 10 y 15 solicitudes», detalla. De hecho, cuando saben que va a quedar libre una vivienda, rara es la vez que no suman al menos una docena de interesados.
Sucede algo similar en Alfa Aranda. Su gerente, Javier Guijarro, relata que van avisando en función de las necesidades de cada cliente, ya que «siempre hay gente buscando piso». Las viviendas de dos habitaciones suelen oscilar entre 500 y 550 euros mensuales, las de tres rondan los 600, mientras que las de cuatro dormitorios suben a 700.
Guijarro advierte de que en Aranda «hay cantidad de pisos cerrados» y, probablemente, si se dieran una serie de ventajas fiscales «se movería más». Pero no sólo eso. Según ha podido constatar, la nueva Ley de Vivienda ha hecho que «algunos propietarios retiren sus pisos del alquiler y los pongan en venta. Vamos, que prefieren venderlo antes que alquilarlo. Cuanto más se endurecen las condiciones a unos, más se les complica a otros», avisa. Sin olvidar que también están creciendo las viviendas turísticas en Aranda, aunque obviamente a un ritmo muy distinto al de las grandes ciudades.
No obstante, en el sector confían que esta situación se alivie «poco a poco», a medida que se entreguen las viviendas que se están construyendo en este momento en Fuenteminaya, Ruperta Baraya o frente a la estación de tren.
¿Y en los pueblos? La escasez de pisos en alquiler que arrastra Aranda hace que los inquilinos busquen en los municipios cercanos... aunque tampoco resulta fácil. «El problema es que apenas hay viviendas para arrendar, ni están acondicionadas», apunta Ubis, al tiempo que subraya que la preferencia es Aranda «porque aquí están todos los servicios». Por su parte, Guijarro destaca el tirón de localidades como Fresnillo de las Dueñas, donde «se alquila bien».