Tuvieron que pasar más de veinte años hasta que el Ayuntamiento decidió arreglar la piscina familiar del Plantío, de cuyo vaso familiar, según se denunció en su día, llegaban a perderse hasta un millón de litros de agua diarios. Solventado ya ese problema, olvidado y dado por amortizado, en el último consejo de administración de Aguas de Burgos este asunto volvió a ser protagonista después de que desde las filas socialistas se interesaran, gratamente, por una caída brutal del consumo municipal.
En seis meses se había desplomado en alrededor de 150.000 metros cúbicos. Para ser exactos, de 344.825 a 194.107. La única explicación que encontraron los técnicos de la empresa municipal allí presentes es que esa caída del consumo obedece, en una importante medida aunque sin cuantificar con precisión, al arreglo de esta instalación deportiva.
La reducción del consumo en 150 millones de litros apenas ha supuesto un ahorro económico para el Ayuntamiento ya que la tarifa que paga a la sociedad es poco menos que simbólica y en seis meses se ha reducido de 69.000 a 54.000 euros. Eso sí, a un particular un despilfarro de ese tipo le podría suponer tranquilamente una factura de unos 30.000 euros al mes.
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