Las necesidades de los diferentes barrios de la ciudad evolucionan con el paso del tiempo y las nuevas realidades derivadas de su expansión, pero algunas de ellas llevan más de dos décadas en lista de espera. Sea quien sea el inquilino del número 1 de la Plaza Mayor no se consigue desatascar ni algo tan simple como la urbanización de una calle o una conexión peatonal o algo más complejo como una dotación social en la que mayores o pequeños pueda hacer actividades durante todo el año.
Las asociaciones vecinales no se cansan de reclamar año a año y por todos los medios al Ayuntamiento de turno, pero en la mayoría de los casos no se han conseguido esos objetivos. «Algunas promesas se pusieron sobre la mesa en el primer mandato de Juan Carlos Aparicio (2003-2007) e incluso con Ángel Olivares (1999-2003), recuerdan los responsables del tejido social más veteranos de la ciudad. Se diseñó un plan para los barrios con una primera fase que logró mejoras en las calles más próximas al centro, pero dejó en la estacada a los periféricos a los que no llegó la segunda fase, que se presupuestó en 8 millones y se fio para 2008. Esta quedó en un cajón por la crisis económica y desde entonces se han hecho actuaciones en función de los recursos económicos pero sin completar las demandas históricas.
Parecía que la puesta en marcha de los distritos durante el mandato pasado iba a ser la solución, pero la realidad es que no ha sido así. A pesar de poder decidir sobre un 2% del presupuesto municipal, lo cierto es que la mayor parte del dinero ha vuelto a las arcas municipales sin materializarse en las necesarias actuaciones (unos 5 millones). Ahora le toca al equipo de Gobierno del PP y Vox incluir el dinero para saldar algunas de estas demandas en el proyecto de presupuestos que está elaborando para 2024.
Parece mentira que en pleno siglo XXI los vecinos de los barrios de Cortes y Villatoro no puedan llegar andando por una acera a la ciudad. En el primer caso, el proyecto está redactado, pero queda impulsarlo, reservar financiación y sacar la obra a concurso mientras que en el segundo se ha cambiado de idea y la nueva Corporación tramita una modificación del PGOU para diseñar aceras y un carril para bicis y VMP en la antigua carretera. «Es una promesa de 2004 cuando se firmaron los acuerdos entre el Consejo de Barrio, el Ayuntamiento y Caja de Burgos para ampliar el polígono Villalonquéjar y no se ha hecho nada», afirma Sergio Simón Portillo, del consejo de barrio.
Tampoco llegó la segunda fase de urbanización a este barrio. La calle Burgos, la principal, está en un estado deplorable. El mismo problema tiene Cortes, que necesita que se actúe en las vías cercanas a la iglesia, al igual que sucede en Villímar y Villafría. «Hay un abandono de los barrios y no hay continuidad entre un equipo de Gobierno y el que le sucede», lamenta José Luis Rubio, de la Asociación Cortes Siglo XXI.
Cívicos o centros sociales. Los barrios en creciente expansión como son Fuentecillas o San Pedro de la Fuente siguen esperando el centro cívico, un proyecto que se arrastra desde hace tres mandatos sin éxito. «Las personas mayores del barrio no tienen un sitio para estar e interrelacionarse», subraya, Concepción Camarero, presidenta de la asociación de vecinos.
En la misma situación están los residentes en la barriada San Juan Bautista. «Llevamos dos décadas sin una dotación social. No sabemos si se va a seguir adelante con la rehabilitación del edificio de la calle Costa Rica», indicó Blanca González, de la Asociación Peña Los Sanjuanes, al tiempo que reclama zonas deportivas.
Otros barrios como La Ventilla, El Crucero o la zona sur reclaman centros sociales de mejor entidad dedicado a los más mayores. En la lista de pendientes también están sendas rotondas en la N-I para acceder a Villafría o en la N-120 para La Ventilla o la mejora de las calles de la zona de San Isidro y su conexión con el acceso a Parque Burgos.
La construcción de aparcamientos es la eterna demanda en Gamonal, Capiscol o en el centro histórico, en todos los casos hay proyectos, pero no se materializan.
Da igual el color político
Las asociaciones vecinales demandan que haya una continuidad entre los distintos equipos de Gobierno. Consideran que los distritos no han dado el resultado esperado
Abandonados. Es la palabra más repetida por los representantes de las asociaciones vecinales repartidas por toda la ciudad, algunas con más de cuarenta años de trayectoria. No entienden que tengan que llamar una y otra vez a las puertas de las distintas concejalías para conseguir lo que consideran justo: que sus barrios estén en las mejores condiciones posibles y ofrezcan los servicios que demandan los residentes.
Consideran que da igual el color político que rija los destinos municipales, lo cierto es que no ven resultados. «Te sientes abandonado. No hay solución de continuidad entre el equipo que sale y el que entra ni seguimiento de los proyectos. Tienes que estar pendiente», lamenta José Luis Rubio, de Cortes.
El mismo sentimiento tienen en los barrios de San Pedro de la Fuente y Fuentecillas. «Parece que han abandonado estos barrios», apunta Concepción Camarero en relación a las ruinas de la calle Santo Toribio o el estado en el que se encuentra la calle Zamora, ello sin contar que faltan por completar urbanizaciones en Fuentecillas debido al estallido de la crisis del ladrillo.
De urbanizaciones abandonadas también saben mucho en La Ventilla (S-9) o en Villímar (V2), lo que está generando situaciones de vandalismo y deterioro que puede provocar accidentes por el trasiego de personas. «El no haber desarrollado el S-9 deja al barrio descolgado de la ciudad a lo largo de un kilómetro», asegura José Antonio Irisarri, de La Ventilla.
Las quejas también llegan desde la zona sur. «El barrio necesita una actuación integral acorde a los nuevos tiempos», indicó Florentino González, de Nuestro Barrio, que también es crítico con el funcionamiento de los distritos al considerar que no han logrado agilizar las demandas vecinales.
Por el contrario, los barrios periférico están moderadamente contentos con ellos.