El último órgano que se compró para que sus notas musicales llenaran de belleza sonora la iglesia del monasterio de Santa María de Rioseco se compró en un taller de Logroño 1790. Así lo atestigua la investigación que realiza sobre el monasterio Aarón Delgadillo. Cuando el cenobio pasó a manos privadas por la desamortización de Mendizábal, el instrumento fue trasladado a la antigua iglesia de Villarcayo, donde se pierde su rastro. Más de dos siglos después, el mismo espacio que ocupaba volverá a llenarse con un imponente órgano de 5 metros de altura, que lleva meses en construcción en el Taller de Organería Norbert Itrich e Hijos, en Frías. Si todo va bien, se montará a finales de junio y estará listo para ser visitado y escuchado a partir del 1 de julio.
Durante la Semana del Voluntariado del pasado verano se instaló una reja en el balcón del hueco del órgano. Era como si los astros ya intuyeran que pronto aquel espacio iba a tomar vida con un órgano de 449 tubos que se está creando a partir de las piezas del órgano donado a Itrich por la catedral de Lérida y con otras muchas de nuevo cuño que salen de las manos de los maestros organeros del equipo de Itrich. En la catedral de Lérida, el exceso de calor resecó en exceso tubos y otros elementos del órgano, comprado en la década de los años cincuenta del pasado siglo y «no hay nada peor que las fisuras por las que escapa el viento», como relata Itrich. Había que reparar más del 50% de las piezas y el Cabildo de Lérida optó por donar el órgano para adquirir otro nuevo. Las partes de este órgano que se pueden aprovechar abarata más de un 60% el coste del que estrenará el monasterio de Rioseco.
Norbert Itrich, director artístico del Festival de Órgano Barroco de Las Merindades desde su puesta en marcha hace once años y con un extensísimo curriculum que le ha llevado a ofrecer multitud de conciertos de órgano por toda España y recitales en multitud de festivales nacionales e internacionales, está detrás de esta iniciativa. Su proyecto pasa porque las visitas guiadas al órgano y las entradas a los conciertos, que programará a partir del 1 de julio y se anunciarán en la web santuariodelamusica.com, sirvan durante cinco años para sufragar el coste del órgano, que sube a 30.000 euros, sin contar parte de la mano de obra del taller, también donada de manera altruista. Ya en 2028 y tras negociar las condiciones, la intención de Itrich es que el instrumento quede en poder de la Fundación del monasterio, que ahora no realizará desembolso alguno.
Un incentivo más. Su presidente, Juan Miguel Gutiérrez, confía en que el instrumento musical «aporte un incentivo más para potenciar la cultura y las visitas turísticas al monasterio» y sea un atractivo que lleve a muchos visitantes a volver y a los nuevos a sorprenderse cuando lo vean asomarse en lateral de la nave central de la iglesia. En la comarca de Merindades solo se pueden escuchar los órganos barrocos del Santuario de Nuestra Señora del Rosario en Medina de Pomar y el del convento de las clarisas de San Martín de Don, en Tobalina. Muy cerca, en Frías y Oña también suenan estos complejos instrumentos, cuyas visitas guiadas permiten ver sus entrañas y están llenas de curiosidades.