Jóvenes muy cualificados y frustrados

G. ARCE / Burgos
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Miles de burgaleses están sobradamente preparados, pero se ven obligados a desempeñar empleos efímeros que no requieren título alguno. Es una realidad invisible del mercado laboral que cuestiona los esfuerzos educativos y también a las empresas

Sara Ibáñez, subcontratada para la seguridad de una industria. - Foto: Alberto Rodrigo

Para aquel que quiera encontrar un trabajo, en Burgos hay hoy una bolsa de en torno a los 2.600 empleos esperando a alguien que los desempeñe. Más de la mitad de esta oferta no requiere experiencia previa y sus exigencias de formación son mínimas. Muchos de estos contratos efímeros son firmados -cada vez más- por trabajadores inmigrantes, pero, sobre todo, por jóvenes desesperados cuya cualificación y preparación está muy por encima de lo que les está exigiendo el mercado. 

El 48% de los trabajadores que se incorporan al mercado laboral burgalés ocupa un puesto que requiere mucha menos formación de la que han alcanzado. Es un dato del Consejo de la Juventud que no ha dejado de crecer y que pone en cuestión no solo los esfuerzos que se están poniendo en el sistema educativo, sino el cinismo que muchas empresas emplean al contratar más por mucho menos. 

No son empleos puntuales, de cobertura de las campañas vacacionales o comerciales; la mayoría -denuncian los contratados- son efímeros en proyección profesional, pero tienen vocación permanente. «O los tomas o los dejas», resumen.

Sheyla del Río, graduada en Educación Social por la UBU. Sheyla del Río, graduada en Educación Social por la UBU.

La ventaja de contratar más preparación por menos sueldo es que dulcifica las listas del paro juvenil y reduce los costes laborales de las empresas hinchado las plantillas con personal cualificado low cost. Para eso también están, desgraciadamente, las escuelas de Formación Profesional y las universidades. 

La sobrecualificación es un mal generalizado en una provincia que pelea constantemente por tener una mayor oferta de títulos universitarios y de máxima calidad, que no para de ampliar sus grados de Formación Profesional para atender a las demandas de las empresas y que, por contra, es incapaz de detener la fuga de talento hacia otras provincias con mayor oferta laboral, mejores contratos y más prosperidad económica.

Ocupación elemental. Tomando como referencia el Mapa de Empleo de la Fundación Telefónica, que resume la oferta viva de varios de los portales digitales más utilizados en España, en torno a 1.400 de las 2.500 vacantes disponibles en Burgos en la actualidad exigen las mínimas condiciones de formación. Son, por este orden y denominación, ocupaciones de carácter elemental, de operario y de comercial.

Para precisar más qué es lo que se contrata, en el último cuatrimestre de 2023, según los registros laborales de la Junta de Castilla y León, las cinco ocupaciones más exitosas en la provincia fueron, por este orden, la del peón de la industria manufacturera, camarero asalariado, personal de limpieza de oficinas y hoteles, vendedores en los comercios y almacenes y peones agrícolas. 

Salvo en el caso de los peones, donde aún son mayoría los hombres, la tasa de las mujeres supera el 70% en el resto de las ocupaciones y la sobrecualificación en las mismas es un mal más grave si cabe.
El esfuerzo educativo de la Administración Públicas y, sobre todo, de las familias contrasta con las oportunidades laborales que está ofertando Burgos. En el 44,7% de las vacantes solo se requieren estudios primarios o ninguna cualificación; en el 14,9% de los casos, educación secundaria y en el 10,7% bachillerato o equivalente.

Hay un 17,3% de la oferta que exige un grado medio o superior de FP y otro 12,1% que solo atiende a los títulos universitarios (grados y másteres).

En estos dos últimos ámbitos, el profesional y universitario, encajarían los 339 puestos de directivos vacantes en Burgos, 209 de profesionales financieros o administrativos, 171 de profesionales de la salud o los 113 de ingenieros, entre otros.

Tecnología. La sobrecualificación desaparece en la medida en que la formación es más tecnológica, un campo donde escasea la mano de obra especializada y donde más posibilidades de realización profesional existen. En estos casos, las empresas no escatiman esfuerzos, incluso captan talento antes de que los jóvenes tengan su título.

Según la Fundación Telefónica, en Burgos hay 156 ofertas presenciales relacionadas con las nuevas tecnologías, pero también es posible optar a las 19.300 que permiten operar en remoto desde cualquier punto de la geografía nacional e internacional.

En este grupo tecnológico entran los desarrolladores de software, consultores y técnicos TIC, administradores de sistemas, digital proyect manager, analistas de datos, especialistas en marketing digital, entre otras especialidades.

La diferente vara de medir a la hora de contratar confirma que el mercado laboral no prioriza la formación a la hora de crear trabajo. Así lo entiende el catedrático de Escuela Universitaria de la UBU José María Calzada, que añade que son las primeras contrataciones donde menos se hace. «En Burgos tenemos un tejido empresarial muy amplio, pero no es lo suficientemente grande para absorber todo el talento que sale de la Universidad y las escuelas de FP».

En los trabajos que ha desarrollado con la UBU y elaborando el Boletín de Coyuntura Económica de Cajaviva también ha constatado que muchos titulados burgaleses y, por extensión, su círculo familiar cercano, están convencidos de que hay más y mejor oferta laboral fuera que en Burgos. «En términos cuantitativos sí, pero en término relativos no es cierto. Se tiene a buscar empleo fuera cuando lo hay en el mercado local y se acude a destinos como Madrid, que tiene los mismos problemas de contratación que Burgos e incluso más presión laboral».

SARA IBÁÑEZ | Graduada superior de FP en Administración / Subcontratada para la seguridad de una industria

«Las empresas buscan plantillas jóvenes y formadas, pero no dan oportunidades»

Sara, burgalesa de 25 años, tiene los conocimientos y la preparación suficiente para ejercer de secretaria de dirección, pero solo le han ofrecido serlo con un contrato ¡los sábados por la mañana! Ha pensado en opositar, en estudiar otros grados complementarios y, mientras tanto, trabaja en una subcontrata que presta servicios de seguridad para una industria de Burgos.

Lleva casi un año vigilando procesos de lunes a viernes en turnos de mañana, tarde y noche, algo para lo que nunca se había preparado. Su contrato se estira como un chicle y finalizará cuando termine la producción. «Me paso todos los días enviando mi currículum y todos entenderán que me siendo frustrada. Estoy pensando en hacer un grado de Mediación Comunicativa (braille y lenguaje de signos) porque me gusta mucho el ámbito de la inclusión».

Entre sus amigas y amigos, hay repartidores, camareros, cocineros, comerciales y muchos que desempeñan las llamadas 'ocupaciones elementales'... «Te puedo decir que todo esto es un fraude, un engaño para los jóvenes, pero la realidad es que tenemos que trabajar en lo que sea, aunque paguen poco».

SHEYLA DEL RÍO | Graduada en Educación Social por la UBU / Trabaja en atención al cliente de AliExpress

«No volvería a estudiar algo para lo que no hay empleo»

Una de las personas que atiende el chat de AliExpress cuando hay alguna duda, reclamación, problema o cambio en un pedido es la burgalesa Sheyla del Río. A sus 31 años es la 'voz' de la plataforma china, pero este no era su sueño laboral. En 2015 acabó los estudios del grado universitario de EducaciónSocial en la UBU y mientras trabaja para AliExpress estudia de forma online Psicología en la UOC (Universidad Abierta de Cataluña).

Trabaja en turno de tarde (30 horas a la semana), cobra el salario mínimo y atiende desde una oficina en Salamanca a clientes de España e Hispanoamérica. «Llevo un año en esto porque no hay trabajo en Educación Social. He trabajado de ayudante de cocina, de camarera y en algunas asociaciones he hecho labores de educadora social, pero siempre he estado contratada en cualificaciones inferiores a mi título universitario».

 «La realidad es que hay muy pocos puestos para  una educadora social, aunque se necesitan, y cuando sale uno se postulan cientos de candidatos. El mercado es nulo para nosotros. La verdad, no volvería a estudiar esta carrera, aunque me gusta mucho. Para colmo, cuando se hacen talleres sociales por parte de asociaciones se acude al voluntariado, no hacen ni un solo contrato».

Sheyla no se detiene. Su ilusión es terminar Psicología y trabajar en los juzgados como perito, «es el único futuro laboral que veo».