El futuro ya no puede esperar

D. ALMENDRES / Burgos
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Retos para el próximo Gobierno en Burgos (3) - Movilidad: La Zona de Bajas Emisiones centra la atención de las políticas a desarrollar en el próximo mandatopara adaptarse a las necesidades del mañana

La convivencia de todos los usuarios es uno de los retos de la movilidad del futuro. - Foto: Alberto Rodrigo

Son tantas las dudas, las ideas lanzadas, las fechas propuestas y las directrices difusas llegadas desde Europa que lo 'fácil' se convierte en un galimatías. O, quizá, sí resulta realmente complejo impulsar esa transición en las rutinas de movilidad que los ciudadanos asumen, pero que nadie sabe cómo se articulará en la realidad.

Ya a finales del siglo XX la sociedad comenzó a familiarizarse con términos como 'peatonalización' o 'carril bici'. Sin embargo, (casi) consumido un cuarto de la centuria en curso, las políticas desarrolladas para favorecer otros medios de transporte y limitar poco a poco el uso de los vehículos de combustión apenas han seguido un plan global y consensuado.

La adaptación y aplicación de proyectos sobre la marcha dibujan poco a poco el nuevo mapa de comunicaciones de una ciudad que encara un mandato decisivo para el desarrollo de la movilidad sostenible. Las obras del carril bici iniciadas en Reyes Católicos y las proyectadas en calle Vitoria con la ayuda de fondos europeos definen a la perfección hacia dónde se dirigen las actuaciones que se sumarán al impacto de la futura Zona de Bajas Emisiones

Las conocidas como ‘electrolineras’ ya son un elemento más en las calles de la ciudad.Las conocidas como ‘electrolineras’ ya son un elemento más en las calles de la ciudad. - Foto: Patricia

El proyecto de Burgos Central se presenta como el punto perfecto sobre el que articular los planes del mañana, aunque no será tan sencillo ajustar todas las piezas del puzle. La idea de ganar espacios para el peatón debe encontrar la fórmula para ajustar de una manera ordenada la presencia en la calzada de bicicletas, vehículos de movilidad personal (VMP) y de los mencionados coches, motos, furgonetas y camiones de combustión. Todo, mientras se define otro aspecto fundamental para la movilidad del mañana, como es la capacidad de dotar de las infraestructuras necesarias a los vehículos 'verdes' para su implantación total y efectiva en las calles.

Sobre todo, en el caso de los eléctricos. Las conocidas como 'electrolineras' ya son un elemento más en las calles de la ciudad, si bien esta red todavía tiene muchos detalles por pulir hasta alcanzar los objetivos marcados y cubrir las necesidades de los usuarios.

Lo único seguro es que el cambio de los usos y costumbres no será drástico, tal y como se refleja en los planes del Ayuntamiento de Burgos para aplicar la normativa de la Zona de Bajas Emisiones. Como publicó este periódico, no será hasta el 1 de enero de 2027 -en los últimos meses del mandato aún por estrenar-, cuando comiencen a tener efecto las medidas planteadas. Y habrá que esperar a 2030 para que entren en vigor las restricciones más severas.

Todo lleva su tiempo, pero son muchos los detalles a tener en cuenta. Por ello, los diferentes colectivos afectados -entre los que se encuentran los profesionales del transporte-, quieren tener al menos voz para participar en los planes de ciudad en un momento decisivo para las políticas de movilidad.

El próximo equipo de Gobierno tendrá mucho que decir para favorecer ese cambio de usos y rutinas. La apuesta por el transporte público requiere una inversión y una atención constantes para mejorar frecuencias y conexiones, mientras que la reciente creación de ciclocalles y ciclocarriles se suma al crecimiento de los carriles bici -el siguiente en ver la luz será el de San Juan Bautista- y a la búsqueda de la fórmula definitiva para que cale el uso del sistema BiciBur

Eso, a la espera de que se ejecuten las peatonalizaciones previstas y se resuelva el gran problema de aparcamiento que generan las medidas impulsadas para reducir el uso del coche.