La Sala de Apelación de la Audiencia Nacional ha rebajado de 18 años de prisión a 11 años y 9 meses la condena para Pompeyo González, el jubilado mirandés pro ruso que envió a finales de 2022 6 paquetes explosivos a varias instituciones, entre ellas Moncloa y al Ministerio de Defensa, para presionar a los Gobiernos de España y EEUUy que retirasen su apoyar a Ucrania. La sentencia confirma que fue el autor de esos artefactos y de su envío, pero minimiza su potencial dañino y a él le dibuja «un terrorista aislado, que difícilmente podrá generar seguidores o difundirse entre sectores de la población», que tampoco está integrado o conectado a ningún grupo.
Solo el paquete «enviado a la Embajada de Ucrania llegó a explotar, causando al empleado de seguridad una lesión en una mano, que tardó en curar 30 días y requirió una primera asistencia facultativa», recuerdan. No obstante, los magistrados subrayan que insistió en un comportamiento delictivo que le «exigió una larga preparación» y que de haber enviado un número menor de artefactos, la pena podría haberse rebajado aún más.
La Fiscalía solicitaba para él 22 años de cárcel, mientras que la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), personada en la causa como acusación popular, pedía 24. Tras el juicio, la Audiencia Nacional le condenó a 10 años de prisión por el delito de terrorismo y a 8 años por delito de fabricación, tenencia, colocación y empleo de aparatos explosivos, inflamables o incendiarios con finalidad terrorista.
En su recurso, la defensa alegó que no se podía estimar como probado que Pompeyo había fabricado los explosivos, porque entre los efectos que la Policía constató que había comprado «no aparecen todos los que serían necesarios para confeccionar los artefactos» y en el registro de su piso no se hallaron «pólvora, muelles, ni pistones», entre otros efectos. «Ello se explica porque unos se pudieron haber agotado en la confección y otros pudo haberlos eliminado con éxito el recurrente (...).
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