Muchas veces, cuando alguien habla sobre cómo es la vida en una capital de provincia como es Burgos, se dice que en ciudades como esta nunca pasa nada. Pero eso es algo superficial. A poco que rasques en la superficie helada de nuestra cotidianeidad castellana, ves que sí pasan cosas, solo que muchas veces son las mismas, una y otra vez. Y otra más.
A mediados del mes de octubre ya les hablé del tema del giro a la izquierda en el Bulevar. Yo no estoy ni a favor ni en contra, básicamente porque en mi día a día me afecta muy ligeramente, pero sí que tengo muy claro que intentar habilitar ese giro en el cruce con la calle Madrid es, cuando menos, bastante descabellado. Y la realidad me lo demostró hace unos días cuando este Ayuntamiento, erre que erre, provocó un atasco continuo y kilométrico en el Bulevar y las calles aledañas que hubiera hecho las delicias de la mismísima Isabel Díaz Ayuso, sí, aquella que señaló los atascos como una de las señas de identidad de Madrid. Si se llega a acercar por Burgos el jueves pasado hubiera sin duda sentido la irrefrenable tentación de anexionarnos como nuevo barrio de la capital de la Comunidad que preside. Cuarenta y ocho horas después, el Ayuntamiento tuvo que recular y detener el experimento, para el que cualquiera diría que las autoridades habían invertido en unas cuantas bolsas de plástico y dos rollos de cinta de embalar para tapar las señales que prohibían el giro de marras y una bolsa de pipas para comérselas mientras veían el mundo arder.
Para que el Día de la Marmota burgalés no fuera solo un espejismo, salta otra vez la liebre de las puertas del famoso pintor y escultor para la Catedral. Que dicen que en junio se ponen. Que está todo hablado. Salvo por el hecho de que los organismos que velan por el bien de nuestro templo Patrimonio de la Humanidad dicen que no, que de eso nada. Que ni está hablado, ni les parece apropiado y que, si es por ellos, que le pongan esas puertas al campo, pero no a la seo. Y bueno, ya veremos qué sucede, pero si siguen el ejemplo del Ayuntamiento, igual las ponen, las fijan con cinta americana y, cuando vean que no gustan, o que no son tan chulas como esperan, a las cuarenta y ocho horas las quitan.
@VladimirConV