Del sol con el que han entrado en el polideportivo los actores a las 7 de la tarde, al cielo estrellado bajo el que ha sido juzgado y condenado a muerte Jesucristo, para terminar con el descendimiento de la cruz en medio de un intenso aguacero que no ha hecho variar ni un ápice el guion del Vía Crucis de Villalbilla de Burgos. La representación ha sido seguida por cientos de personas, que han admirado la férrea voluntad de los vecinos de este municipio para aguantar estoicamente el intenso frío y la lluvia, en sandalias y sin apenas prendas de abrigo, especialmente los tres crucificados.
Esta Pasión Viviente ha comenzado muy puntual, a las 20 horas, en la explanada frente a las vías, donde se han llevado a cabo varias escenas, desde la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén hasta la Última Cena, la oración en el Huerto de los Olivos y el prendimiento.
De ahí, el público se ha desplazado al ritmo de la banda de tambores y cornetas hasta el exterior del polideportivo, donde con un respetuoso silencio han presenciado el juicio y han visto cómo Pilatos se lavaba las manos, después han apretado los dientes al ver la coronación de espinas y los latigazos a Cristo y se han sobrecogido con el ahorcamiento del traidor Judas.
La representación arranca con la entrada de Jesús en Jerusalén, esta noche esquivando charcos. - Foto: Iván LópezEn las ventanas y balcones, los vecinos han colgado fotografías antiguas del Vía Crucis, que se representó por primera vez en 1973 y que se ha ido profesionalizando hasta conseguir ahora un gran realismo y dejar las emociones a flor de piel al público, que además camina tan pegado a los actores que puede sentir su respiración y escucharles prácticamente sin micro.
En el tramo final han acompañado a los actores, más de un centenar participan en las diferentes escenas, hasta el Calvario, y pese a la tormenta, prácticamente nadie se ha querido marchar sin ver cómo el Mesías exhalaba su último aliento. No ha habido aplausos, aunque se los merezcan, por la solemnidad del momento, pero los vecinos de Villalbilla de Burgos invitan ahora a unas sopas de ajo a los asistentes, en las que recuperan al menos un poco del calor y las energías que se han dejado durante otra noche de Pasión.
(El reportaje completo y las fotografías, el domingo en la edición impresa)