En un tiempo récord por los problemas técnicos que impidieron recrear el Belén en el monasterio de San Juan y las necesidades humanas y materiales del Ejército tras la tragedia de la DANAen Valencia, el monumental Nacimiento se ha instalado en el Fórum. «La obsesión de este año no ha sido hacer un Belén grande, sino un Belén práctico», resumía ayer Samuel Martín, miembro del Ejército y de la Asociación Belenista Regimiento de Transmisiones 22, al especificar que se ha montado todo en 21 días hábiles.
Con la «voluntad de servicio» que caracteriza al Ejército, como recordó en su estreno el general jefe de la División San Marcial, Mariano Arrazola, el Belén más grande de España hace un guiño a las nuevas generaciones que escogen el uniforme como modo y medio de vida. Ahí está la torre de Huérmeces, en alusión a la labor de comunicación del Regimiento de Transmisiones, junto a una montaña sobre la que se puede leer la leyenda «A España servir hasta morir» y dos cadetes (hombre y mujer), que celebran los 50 años de la Academia General Básica de Suboficiales.
La ubicación de los cadetes dentro del Nacimiento señala otra de las novedades de la edición 32:la maqueta de una de las tumbas faraónicas del Valle de los Reyes del Antiguo Egipto. «Esta sería la primera etapa porque la idea es recrear ese entorno en un proyecto a dos años».
El valle en origen está situado junto al río Nilo, por eso en la recreación del Belén han querido transformar el puerto de Alejandría de otras ediciones y las pequeñas balsas que ocultaban las goteras en San Juan en un río con 3.800 litros al que le atraviesa un puente que recuerda al de Santa María.
Además, en los 370 metros cuadrados que ocupa en la cuarta planta del Fórum estrenan también el edificio dedicado a Pentecostés, la escena Camino de Emaús (con las apariciones de Jesús después de muerto) y la presencia de personajes del folclore burgalés:los Gigantillos -que estuvieron el año pasado-, un dulzainero y una pareja de traje regional.