Lorenzo Carrillo, el párroco de Villapanillo y unas cuantas decenas más de iglesias, llevaba trece años solicitando para este templo la ayuda de las goteras a la Diputación en cada convocatoria. Acudía puntual con su petición, pero la respuesta se hizo esperar hasta el pasado marzo en que se produjo «el milagro» y por fin le confirmaron nada menos que 91.523 euros de subvención. Por desgracia, el temporal de lluvia hizo el martes que colapsará la bóveda de la zona del coro, mientras aún resistía el tejado  y su estructura hasta que el miércoles el huracán Kirk acabó ocasionando el hundimiento completo de la estructura de un tercio de la cubierta.

Pese a este suceso, Carrillo se muestra confiado en que la inversión contratada de 114.000 euros (IVA incluido) sea suficiente para reponer toda la techumbre que ha sucumbido y renovar el resto del tejado de la imponente nave de la iglesia. El párroco reconoce que cuando se hizo cargo de las parroquias de la Merindad de Cuesta Urria hace 13 años, «estaba completamente abandonada y las bóvedas se podían caer en cualquier momento». En el proyecto arquitectónico de restauración ya se preveía la reparación de la bóveda del coro donde había un boquete de unos dos metros cuadrados fruto de un desprendimiento. Pero el temporal de esta semana ha sido definitivo, porque «cayeron más de 70 litros por metro cuadrado en solo dos días», como recuerda Carrillo y la bóveda del majestuoso templo ya no pudo más.

La idea inicial era la de restaurar la bóveda dañada y dos tercios del tejado, la zona del coro y la central para dejar el resto del tejado pendiente para una segunda fase. Ahora, a falta de una reunión que llegará esta semana con el arquitecto y la constructora Aibur Restauraciones, adjudicataria de los trabajos, el párroco confía en que con la ayuda se pueda restaurar la cubierta al completo y su estructura y dejar para una segunda fase y posteriores la reparación de las bóvedas estrelladas que aún siguen en su sitio y la posible reconstrucción de la que ha desaparecido. En las obras colaborarán la junta vecinal y la propia parroquia con sus fondos propios y donativos.

El escombro llena parte de la iglesia y ha sepultado su pila bautismal.

Lorenzo Carrillo sabe que sobre la decisión del Arzobispado y la Diputación de retrasar la llegada de la ayuda ha pesado la ausencia de culto  en el templo dedicado a San Quirico y Santa Julita y que ha sido víctima del abandono y el expolio. Pero considera que esta iglesia gótico renacentista está entre las mejores de la comarca con una altura imponente y una piedra de sillería de gran calidad que sorprende en un pueblo con 8 empadronados y solo una decena de casas que se abren cada verano. Si algo le preocupa también tras lo ocurrido es la pila bautismal románica del siglo XIIque se situaba bajo el coro y que ahora ha quedado bajo los escombros, aunque confía en que se haya salvado.

Avanzando en Arroyuelo. Muy cerca, a apenas dos kilómetros se encuentra Arroyuelo, una pedanía de Trespaderne con más vida y 24 empadronados que ya han sacado adelante varias obras de restauración en la iglesia dedicada a San Nicolás de Bari, que también depende de Carrillo. La pedanía y la parroquia ya han renovado el tejado del presbiterio en la zona del altar y la nave central y hace pocas semanas comenzaron las obras de una tercera fase para actuar en las cubiertas de una capilla lateral, la torre del campanario, la sacristía y el pórtico. Para ellas ha obtenido 95.300 euros de ayuda de la última convocatoria de la Diputación y el Arzobispado.  Contratas y Construcciones Vicaros las está ejecutando por 90.477 euros.