Memoria de la edad de oro

R. PÉREZ BARREDO / Burgos
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El sello Burgos Mátame! Records edita un disco con temas de Guardia Vaticana e Incidentes Genuinos; es el primero, pero le seguirán más

Memoria de la edad de oro - Foto: PATRICIA

Sergio aún no había nacido cuando Chema, Pepillo y Fernando ya se habían subido a más de un escenario, e incluso actuado en potentes festivales y en míticos programas de televisión. En los maravillosos, alocados y libérrimos años 80 la música fue el gran canal de expresión de una generación ávida de todo, exenta de ataduras, obstinada en hacer de su juventud el reino de la eterna libertad; el lugar en el que cualquier cosa podía ser posible. Lo que se dio en llamar 'La Movida' no sólo se circunscribió a Madrid: aquella nueva ola fue un tsunami, y se manifestó en casi todos los rincones del país.También en Burgos, claro. No todo iban a ser curas, militares, rosarios de la aurora. Más al contrario, aquella eclosión musical tuvo réplica local, y a aquella cresta de espuma se encaramaron numerosos grupos que pusieron su granito de arena a la 'Edad de Oro' de la música patria. Al rescate de esa pequeña gran historia se ha lanzado Burgos Mátame! Records, sello discográfico que acaba de embarcarse en un ambicioso y maravilloso proyecto que pasa por recuperar (desenterrar, dicen sus promotores) a todos los grupos que pusieron la banda sonora del Burgos de las décadas de los 80 y de los 90. Casi nada.

Se trata de un Himalaya, pero ya han escalado un tramo haciendo realidad un primer disco con grabaciones de dos de los grupos más señeros del primer lustro de los 80: Incidentes Genuinos y Guardia Vaticana. Sergio Encerrado y Mario Babylon están detrás de este admirable desafío en colaboración con otro sello, Zaragoza Desorden Records, que estaba haciendo lo propio en tierras aragonesas y que les sirvió de inspiración. «Cuando empecé a excavar en la escena de aquellos años en Burgos descubrí muchos grupos; que más allá de Madrid,Barcelona o el País Vasco, aquí también hubo gente que quiso hacerse notar, que se expresó y dejó su huella».

Se buscó rápidamente un socio: Mario, musiquero como él y con un conocimiento quizás más amplio de la escena de aquella época por una cuestión de edad, quede claro. Y cualquiera diría que son dos locos o zumbados, porque desde el primer momento se lanzaron a la piscina con el convencimiento de que el rescate de esa (pre)historia musical burgalesa merecía muy mucho la pena. «Queremos recuperar lo que se perpetró en locales, chamizos y pubs; se quedaron olvidadas muchas demos, maquetas y conciertos en directo. Sacar a la luz toda esa memoria. La relación con la gente de Zaragoza Desorden fue el impulso definitivo.Las bandas de ahora lo tienen más sencillo, todas tienen algo registrado.Pero en aquella época no era así.Y nuestra intención es recuperar todo aquello que no llegó a editarse nunca para que no quede en el olvido», explican.

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